Supongamos que tras el golpe de Estado a Allende en septiembre de 1973, Miguel Enríquez hubiese aceptado la idea del asilo político* y que hoy tuviese setenta años. Seguramente quisiéramos entrevistarlo para que nos hablase de la “ultraizquierda chilena” y nos ayudara a defender la “ultraizquierda bolivariana”.
Como nos gustaría traerlo a nuestro tiempo con sus canas, pero con el fuego del pensamiento revolucionario en las venas, que caracterizó su incisivo discurso. La canalla sabe bien donde apuntar, donde borrar los rastros, por esa certeza de que las revoluciones serán siempre tragadas por reformistas, traidores y conservadores del orden. Pero allí están los discursos de Enríquez, sus análisis y sus programas de partido para que aprehendamos lo que tengamos que aprehender. A efectos didácticos construiremos una entrevista ficticia en base al material compilado en el libro Miguel Enríquez y el proyecto revolucionario en Chile (1). En esa conversación los hermanos Villegas, Ernesto y Vladimir, intentarían disuadirlo de lo dañina que es la ultraizquierda para la revolución y para lo que ellos llaman democracia. Aquí va. Ernesto: Dr. Miguel, existe un rumor “histórico” de que el MIR siempre adversó al gobierno de Allende, desde una visión de izquierda muy radical. Es decir, ustedes eran “la ultraizquierda”. Quisiéramos saber qué esperaba el MIR de Allende. Porque hasta donde sabemos aquí en Venezuela, Allende amplió las libertades democráticas; abrió la iniciativa a la movilización de masas a sus organizaciones y ejerció un efecto multiplicador de los avances de la clase obrera. Entonces ¿Qué quería el MIR? Le hacemos esta pregunta porque aquí en Venezuela hay un grupo similar de “ultraizquierdistas” que pensamos hacen mucho daño al gobierno del Presidente Maduro en esta fase. Miguel Enríquez: Todo eso que usted refiere a los avances que hizo Allende son absolutamente indudables y no era cuestión de que la “ultraizquierda” no valorara al gobierno. Lo valoró incluso más que lo valoró el reformismo. La ultraizquierda que llaman y que nosotros llamamos izquierda revolucionaria, se proponía colocar al gobierno como un instrumento al servicio de la movilización del pueblo, como instrumento al servicio del fortalecimiento de las posiciones de la clase obrera que permitiera golpear al enemigo y acumular fuerzas ¿en dónde debimos acumular fuerzas? ¿Repartiendo ministerios a cuotas de poder? ¿En alianzas con la Democracia Cristiana o lo que aquí en Venezuela llaman AD y Copei? ¿En gabinetes militares? ¿Dónde se acumula fuerzas? En el movimiento de masas. Canalizando la movilización del pueblo, no frenándolo, no conteniéndolo, no paralizándolo, no desconcertándolo, no reprimiendo ideológicamente las formas de lucha. Este era el objetivo que nosotros entendíamos. No se trataba de que si valoráramos al gobierno o no. Lo valorábamos, pero mucho más. Colocándolo como un instrumento al servicio del pueblo y no como un fin en sí mismo. El poder por el poder no tiene significado alguno. En el caso del gobierno de Allende -y también está ocurriendo a la Revolución Bolivariana- lo decimos claramente y sin rodeos, predominó la conducción reformista, corrientes categóricamente reformistas. Esa era nuestra opinión, puede no gustar, pero era lo que pensábamos. Vladimir: No entiendo por qué usted dice que el gobierno de Allende fue reformista, si en el terreno económico se hicieron expropiaciones de empresas, se avanzó en la reforma agraria y se golpearon intereses del imperialismo. Pero al mismo tiempo en Chile se vivió al -igual que está pasando en Venezuela- crisis inflacionaria y desabastecimiento, etc. No será más bien que ¿la revolución socialista es un modelo fallido? Miguel Enríquez: lo primero que tengo que decirte a vos, es que para que podamos discutir seriamente y podamos hablar con cierto rigor, tenemos que tener un método. Yo utilizo el método conceptual marxista leninista y este método utiliza un instrumento conceptual que se llama caracterizar los periodos. Según este método lo que ocurrió en Chile fue un periodo pre revolucionario. Donde predominaba una crisis, una vacilación de las clases burguesas y pequeño burguesas. De las vanguardias políticas dependía madurar esta situación. Así que como primer punto decimos que en Chile hubo un periodo pre revolucionario donde ocurrieron no “algunos errores” sino errores substanciales. Por ejemplo aunque hubo expropiaciones, un alto contingente de medios de producción quedó en manos privadas. Capas enormes de burguesía conservaron el excedente de capital producto del aumento de capacidad adquisitiva de la población que había incentivado el gobierno. Esos excedentes en manos privadas no fueron re invertidos por razones políticas. Los privados no querían apoyar el gobierno de Allende. Vino la inflación, el desabastecimiento, nos alejamos del pueblo y la burguesía salió fortalecida. Igual es aquí en Venezuela, donde difícilmente los privados a pesar de haber sido protegidos y subsidiados por el gobierno, re invertirán sus ganancias en el país ni tampoco aumentarán la producción. Esas son las contradicciones, que van cuestionando la eficiencia de una política reformista, no socialista. Ernesto: Pero usted no cree que la ultraizquierda o la izquierda revolucionaria como usted la llama, ¿estaría abandonando al gobierno en un momento de serias dificultades, con ese tipo de discusiones? ¿No estarían haciéndole el juego a la derecha? Miguel Enríquez: No es problema de las dificultades. Claro que hay enormes dificultades. Una revolución enfrenta enormes dificultades. Pero lo único que no debe hacerse frente a las dificultades es no resolver el origen de ellas. El problema de que haya desabastecimiento, de que haya una corriente inflacionaria, son hechos reales. ¿Qué la derecha los levanta? Es porque agita hechos objetivos. ¿Dónde está el núcleo del problema? En que hay una tarea de clase no cumplida. No podemos golpear a fragmentos de la burguesía, mientras dejamos a otros con grandes cuotas de ganancias. No son errores nada mas, es el sello de la conciliación, es el sello de la debilidad, es el sello de quien no acumula fuerzas donde debe y quiere encontrarlas en los pasillos del congreso o la Asamblea Nacional o en un forcejeo de muñecas, o en una maniobra política como quitarle la nacionalidad a maría conchita. Evidentemente allí se desarman las revoluciones. Ernesto: en el caso de Chile las fuerzas armadas son fuertemente clasistas y en aquel momento terminaron dando un golpe militar a Allende. En el caso venezolano las fuerzas armadas han sido impregnadas del pensamiento chavista y bolivariano, sin embargo siempre existe al igual que en el resto de la sociedad sectores conservadores que adversan al gobierno. ¿Qué opinión le merece la relación del pueblo y las fuerzas armadas? Miguel Enríquez: en Chile siempre había quien decía: “debemos incorporar a los militares”. Claro decíamos nosotros, a los soldados, a los sub oficiales, a la baja oficialidad, a la media y a la alta. Pero, ¿a qué? ¿A ubicarse en la cúspide del aparato burocrático del estado? Si vincularse con las fuerzas armadas es solo introducir a altos oficiales en los directorios de las empresas, si vincularse a los oficiales es sacar las declaraciones que nos parecen progresistas, eso no es vincularse. Eso es desarmarse frente a un bloque social ubicado en la superestructura de la sociedad que tiene una concepción, que tiene intereses y que también tiene contradicciones en su interior. ¿No sería mejor que nuestra relación fuese en base a la movilización del pueblo? Hay formas de establecer las alianzas. Vladimir: Se da cuenta Dr. ese es el problema de la ultraizquierda! quieren todo resuelto en 24 horas y no quieren establecer alianzas. Por ejemplo, aquí critican la alianza con Lorenzo Mendoza o con Cisneros, que ayudan bastante al país en estos momentos. Miguel Enríquez: en Chile alguien se le ocurrió decir que Renan Fuentealba era progresista. Es como que alguien aquí diga que Ramos Allup es progresista. La pregunta que usted debería hacer es ¿quién confunde al pueblo? ¿Se puede jugar con las alianzas políticas? Nosotros decimos que si tuviera que llegar una alianza con una fracción burguesa, bueno, definamos. Digamos que estamos haciendo una concesión, pero no digamos que Ramos Allup o Renan Fuentealba son progresistas. No confundamos, no desarmemos al pueblo. Porque al día siguiente cuando Ramos Allup esté en un frente demagógico fascistoide, entonces todos estamos desarmados. Es fácil decir que la ultraizquierda no quiere alianzas, pero veamos el carácter de ellas y enseñémosle al pueblo con quién nos estamos aliando, digámosle la verdad. Con respecto a lo de que queremos todo resuelto en 24 horas yo le digo a usted, lo que pedimos es que se definan los caminos y que se definan los enemigos. Ernesto: No le parecen exageradas y desleales algunas declaraciones de algunos ex ministros de Chávez, cuando dicen que el gobierno venezolano ¿tiene rasgos estalinistas? Miguel Enríquez: La teoría de que en función de la unidad, no debe haber debate ideológico, solo trae aberraciones y derrotas al interior de la izquierda. El enemigo juega y se ríe y se mofa en sus periódicos pero esas pequeñas victorias del enemigo no son por la crítica, son por las posiciones sectarias de quienes dominan algunas posiciones dentro de la izquierda. Respetando al proceso bolivariano, hemos sabido cómo la represión ideológica ha arrinconado a algunos intelectuales y organizaciones en Venezuela, excluyéndolos de los medios de difusión o borrándolos de las listas de candidaturas. Esos son rasgos de estalinismo y así también lo entendimos en nuestro momento en Chile. Vladimir: Bueno Ernesto se nos está acabando el tiempo. ¿Quieres hacerle una última pregunta a tu invitado? Ernesto: Dr. Creemos que todo lo que nos está ocurriendo no es un destino irreversible ¿Qué piensa usted, de acuerdo a su experiencia, que debemos hacer en esta fase en la Revolución Bolivariana? Miguel Enríquez: Pienso que el problema es superar la conducción reformista a través de una salida revolucionaria. Uno de los problemas que tiene el reformismo es equivocar con mucha facilidad el enemigo principal -como no tiene una política de clases categóricas y nítidamente opuestas- en vez de verlo en la burguesía, comienza a verlo en la ultraizquierda. De no definir una política de clases antagónicas el gobierno terminará sometiéndose a las reglas del juego tradicional: a las fiestas electoreras donde se postulan los representantes de sectores populistas, fascistoides y demagogos. ¿Que hay que ir a elecciones? completamente de acuerdo, pero cada voto debe medir también la fuerza en el programa socialista y de la movilización. Que los consejos comunales y los conglomerados de empresas tengan su “manifiesto del pueblo” donde sepan contra que luchan y para qué luchan. Ese es mi consejo. Rosa Natalia 17-9-2014 trincheraderosas.blogspot.com / [email protected] / @TrincheraDRosa Fuentes y pie de página: * Miguel Enríquez Secretario General del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile (MIR). Tras el golpe contra Allende, pasó a ser uno de los dirigentes más buscados por las autoridades pinochetistas. El 5 de octubre de 1974 fue abatido por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en la comuna de San Miguel, Santiago, desde donde lideraba al MIR. (1) Miguel Enríquez y el proyecto revolucionario en Chile: Discursos y documentos del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Edición a cargo de Pedro Naranjo, Mauricio Ahumada, Mario Garcés y Julio Pinto. 1era edición Santiago: LOM Ediciones y CEME, 2004. Para la construcción ficticia de la entrevista utilizamos el tercer capítulo del libro que abarca el periodo de septiembre 1972 a 11 de septiembre 1973, específicamente una intervención de Enríquez en el foro organizado por el secretariado nacional de cristianos por el socialismo. Páginas 189 a la 205. En ese periodo el MIR intentaba con todas sus fuerzas combatir la corriente dominante dentro de la revolución allendista: el reformismo. El MIR avizoraba el galope del fascismo que finalmente tuvo su desenlace en el golpe de Pinochet.