Revista Cultura y Ocio
En la última semana de Feria las editoriales han echado el resto, aunque todavía quedan novedades por llegar. Pero el incesante caudal de novedades literarias ha encontrado buen acomodo entre las casetas del madrileño parque del Retiro. Si bien la primera semana tanto editores como libreros y distribuidores estaban a la expectativa, miraban al cielo para que las lluvias no ayudarán, más, a que la crisis siguiera campando por sus respetos y cruzaban los dedos para que el público afluyera y remozara un libro de contabilidad con más datos en el debe de los deseados, el segundo fin de semana les dibujó una sonrisa en la expresión, según contaban ellos mismos en corrillos improvisados en los que la información volaba.
Cuanta más inversión más riesgo de perdidas, en tiempos de crisis se entiende. Y por este motivo la industria ha asistido, sobre todo en el último año, a los cambios que han sufrido los propios libros. Las ediciones no son todas tan lujosas, la maquetación es más comedida, y las tapas duras de los libros no se prodigan tanto como tiempo atrás. Modificaciones poco perceptibles buscando un abaratamiento del coste que supone una escasa rebaja en el precio de venta al público.
Y sin embargo el número de lectores sigue subiendo según datos de la Federación del Gremio de Editores (FGEE). En los últimos cinco años, ya metidos de lleno en la crisis, el índice de lectores creció un 7'3% casi 1.600.000 lectores más. Aunque hay que indicar que el estudio hace referencia a los hábitos de lectura y compra de libros. Leer no significa siempre comprar un libro.
Y en este panorama un valor seguro lo constituyen las editoriales más pequeñas, conocidas como independientes, pero solo aquellas que siguen un rumbo marcado sin dar bandazos. Tienen muchas, que no todas, un catálogo concreto, elaborado atendiendo más a los criterios de calidad que a los que suponen grandes ventas, reflexionado, que les permite tener un lector fiel que sabe qué busca y qué va a encontrar en ellas. Tres editores, Gonzalo Sichar, de Sepha; Max Lacruz, de Funambulista y Luis de la Peña, de Nocturna; arriesgados al moverse en la lidia en la que se ha convertido la industria editorial, hablan con El Boletín sobre el presente y el futuro de la edición en los últimos días de una temporada que sigue mirando con recelo el libro electrónico.
Preguntados sobre qué significa para ellos editar de forma individual e independiente, Gonzalo Sichar asegura que se traduce en “publicar libremente”, para Max Lacruz es estar “dispuestos a perder dinero” y en opinión de Luis de la Peña “es la edición que no se somete fielmente a las leyes del mercado”. De ahí a reflexionar sobre el momento que vive la edición que ellos cultivan hay un paso. Para Sichar el momento no es excesivamente bueno porque las grandes editoriales copan el mercado con sus títulos por lo que la competencia es tremendamente dura y hacerse un hueco en la mesa de novedades es una heroicidad (para escuchar al editor hacer clic aquí). Sin embargo, Lacruz afirma con rotundidad que la crisis no ha afectado a los sellos de producción menor (hacer clic aquí para escuchar su comentario) y de la Peña se centra, sobre todo, en el presente tecnológico y lo que puede deparar (para escuchar a Luis de la Peña hacer clic aquí).
Y ¿cuáles son, entonces, los problemas reales? Desde la materialización de los beneficios, para Sichar (para escucharle hacer clic aquí) hasta la presencia efectiva en la mesa de novedades, en opinión de Luis de la Peña (para escucharle hacer clic aquí) pasando por la búsqueda del lector, según Lacruz, destinatario final del trabajo que los tres realizan (hacer clic aquí para escucharle).
No parece haber lector para tanto libro, teniendo en cuenta el número de títulos que se publican a lo que se suma el desembarco del eBook, con paso lento pero seguro. Recientemente la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes invitó a sus visitantes a que participaran en una encuesta sobre este sistema de lectura en la que participaron algo menos de 1.000 personas. Del estudio se desprendió que el 50,5% leía más desde que lo hacía en formato electrónico.
Cerca del 60% de los encuestados manifestó usar el eReader para sus lecturas de ocio frente a un 19,5% que lo hacía con fines profesionales. Casi un 30% tiene un dispositivo electrónico porque se lo han regalado por lo que no es de extrañar que el 73% contestara que le parecía caro o muy caro.
Un presente que convive ya con el libro en papel y que para Sichar, de la Peña y Lacruz es otro libro más. El editor de Sepha piensa que falta tiempo todavía para que el libro electrónico se imponga (para escucharle hacer clic aquí), mientras que para Luis de la Peña la convivencia será inevitable (hacer clic aquí para escuchar al editor) y Max Lacruz va más allá al asegurar que el eBook es otro producto cultural más que se suma por lo que supone más democracia (hacer clic aquí para escuchar a Lacruz).
Al final, lo que distingue a una editorial de otra es su catálogo, la calidad de los escritores que tengan “en nónima” y, por supuesto, la calidad de las obras que firmen. Y este aspecto se cuida especialmente en los sellos independientes, se rastrean ferias buscando tesoros literarios que descubrir al lector español, se atiende a los originales especiales y después se lucha para que el libro sea visible al menos un par de semanas. Se buscan títulos especiales por su contenido, en el caso de Gonzalo Sichar (para escucharle hacer clic aquí), se intenta conciliar calidad y venta, en el caso de Luis de la Peña (para escucharle hacer clic aquí) o en opinión de Max Lacruz, que piensa que el libro que es bueno sobrevivirá por sí mismo, como si tarde o temprano terminara manteniéndose a flote (para escuchar al editor hacer clic aquí).
Indudablemente, están haciendo bien su trabajo porque ahí siguen. Conocen el sector en el que trabajan, hacen de relaciones públicas de sus propios libros, no disponen de grandes oficinas, ni tienen a su cargo grandes equipos y le echan muchas horas al trabajo, viven rodeados de libros. Sus tiradas suelen ser bajas, es impensable que salgan con una edición que llegue a los 10.000 ejemplares y, si es necesario, están dispuestos a vender los libros uno por uno. Luchan como el que más para colar una reseña en alguno de los medios de comunicación masivos. Son los editores independientes, el otro pilar de la industria literaria española.
Texto y fotos: Merche Rodríguez