Me fije en ti la primera vez que vi "Siete novias para siete hermanos". Como para pasar desapercibido, tú eras el hermano que iba vestido de rojo, aunque ninguna falta hacía, para que destacaras sobre el resto, que llevaras tan llamativo color.
Luego te fui descubriendo en otras películas de la gran pantalla (siempre me ha gustado mucho el cine musical) y ya sólo ver tu nombre en los títulos de crédito iniciales me hacía muy feliz la espera de lo que estaba a punto de ver. Porque todos tus impecables momentos musicales, todos ellos, rebosan belleza, magia, simpatía, armonía, elegancia, profesionalidad...
Un millón de gracias, mi querido Tommy Rall, por regalarnos la música más bella a través de tu exquisito baile. Gracias por volar así para nosotros.