“Los Sueños Son Metas Con Alas” es una frase hermosa y motivadora.
También existe otra que se usa como refrán “Los Sueños, sueños son.”
¿Cuál es tu sentir respecto de ellas? ¿Cuál preferís?
Mi mirada me lleva a quedarme con la primera puesto que siento a la segunda con un sutil objetivo de des-motivación.
Ahora bien, si permanecés en tu vuelo todo el tiempo, difícilmente podrás concretar las metas que surgen de los sueños, para poder llevarlos a cabo.
Desde mi profesión de Coach Ontológico quiero compartir con vos que el Coaching se ocupa en forma específica de las metas porque tenerlas es el primer paso para lograr los objetivos que declaran nuestros clientes. Trabajamos con ellos a fin de ordenar qué quieren, cuándo lo quieren y cómo lo harán.
Tener sueños es una capacidad de poder personal que nos impulsa a concretar nuestra misión en la vida, nos muestra que todo es posible y nos lleva a nuestro crecimiento y realización.
Fijarse metas genera en el individuo una importante y súbita toma de conciencia.
Lo que sucede a veces, es que nos quedamos en el vuelo que los sueños nos habilitan y entonces, nunca concretamos.
Te quiero regalar una herramienta que uso en mi Curso de Coaching “Tu Posibilidad De Ser” para que te ayude en el camino de cristalizar tus metas.
El tema es mucho más amplio y abarca una información y formación que harán que te sorprendas con sus resultados extra-ordinarios. Aquí verás un ejemplo y te sugiero que la pongas en práctica.
Cuando establecés tus metas, personal, de pareja, con tus hijos, laboral y comunitaria, necesitás pasarlas por el siguiente “tamiz”.
Tus metas deben ser:
Medibles.
Específicas.
Temporales.
Alcanzables.
Sentidas.
Fijate que estas características salen del acróstico que forma la palabra Metas.
Medibles: La medición puede ser en términos de dinero, en términos de cantidad, etc.
Específicas: Necesitás dar detalles precisos.
Temporales: Establecimiento de tiempo límite para lograrlas.
Alcanzables: Lo demás es ilusión, no sueños.
Sentidas: Necesitás amar tus metas.
Si seguís esta indicación, vas a estar a salvo de este tipo de experiencias.
La olla de barro
Este es el cuento de un lechero adinerado que contaba con varios trabajadores a su cargo. Un día llamó a uno de sus trabajadores, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que fuese a un pueblo cercano y se la entregase a un cliente habitual. Por el esfuerzo adición del desplazamiento le prometió unas rupias extras. Ashok muy contento por el dinero extra que iba a percibir, coloco sin bacilar la olla sobre su cabeza y emprendió su camino. Pensaba en voz alta y decía: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien ¡ Con ellas compraré gallinas, éstas muy pronto se multiplicarán y llegare tener más de diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé parte de ellas y me compraré una hermosa granja. Como ganaré mucho dinero, también voy a comprar muchas telas y me haré comerciante. Todo será estupendo. Me voy a casar, tendré una increíble casa y obviamente no me faltará un cocinero que me prepare a cualquier hora los platos más deliciosos del mundo, y si un día no cocina a mi gusto le daré una tremenda bofetada”. En ese mismo momento en el que pensó en darle una bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levanto su mano, provocando de esta manera que la olla se le cayera y se rompiera en mil pedazos contra el suelo derramando todo su contenido. Desolado, volvió al pueblo y al enfrentarse a su patrón este le dijo:
- ¡Necio! ¡Me has hecho perder las ganancias de toda una semana!
A lo que Ashok contestó:
- ¡Y yo he perdido mis ganancias de toda la vida!
Por el placer de compartir.