Revista Viajes

Volaris y el peor trayecto de mi vida

Por Verónica Marmolejo
Definitivamente, luego de andar por todo el mundo y de volar con tantas aerolíneas puedo calificar el trayecto con Volaris del pasado sábado 15 de marzo (2014) cómo el peor de mi vida. Fue un día en que esta aerolínea se empeñó en hacer difícil cada momento y lo logró con éxito.
Originalmente, yo debía viajar en compañía de mi hija el sábado 15 de marzo en el vuelo 632 de Volaris de Guadalajara a Cancún a las 9:55 am.
Mi historia comenzó el viernes 14 cuando intenté imprimir mis pases de abordar y luego de varios intentos, no fue posible. Esto lo atribuí a que la aerolínea estaba en su venta de aniversario y por lo tanto la web estaba complicada, así que decidí dejarlo para el día siguiente. 
El sábado, tomando en cuenta que no tenía pases de abordar, fuimos más temprano al aeropuerto. Llegamos a las 7 am directo a imprimir los pases de abordar, pero la máquina simplemente no funcionaba, perdimos unos 20 minutos en intentos y optamos por ir al mostrador.
Un trato poco amable del personal de la aerolínea me indica a dónde debo formarme porque no llevo pases de abordar. La fila era larga y avanzaba muuuuuy lento. En fin, luego de tanto esperar, llegamos al mostrador y con ello, la primer GRAN sorpresa: no tenemos asientos en el vuelo, así de fácil.
Me explica la empleada que el avión tenía fallas y por lo tanto les asignaron uno más pequeño y con ello, pues un montón de gente (como 40) quedaba fuera y debíamos irnos por otras rutas alternas. Cómo imaginarán, no me gustó el asunto para nada, además de que el rumor en el lugar era de que la falla de la nave era una mentira y que todo se debía a la muy común práctica de la sobre venta; pero digamos que yo “les compré” la versión oficial.
Dado que iba al Caribe, sol, playa… Riviera Maya, preferí no hacer corajes y le dije que agilizara la entrega de los pases de abordar. Después de todo, no me quedaba otra opción. Así, la ruta nueva sería Guadalajara-Ciudad de México a la 1:30 pm para llegar como a las 2:30 pm y salir de la Ciudad de México a Cancún a las 4:08 pm.; y el arribo a nuestro destino sería a las 6:00 pm. 
Documento una carry-on y pregunto si puedo llevar la de mi hija que es más pequeñita, entonces me piden que la ponga en el medidor. La meto, la saco con facilidad y la chica me dice que la podemos llevar con nosotras. OJO con esto, porque más tarde desencadenó un problemón antes de abordar el primer vuelo.
Esperamos los pases de abordar y los cupones para el desayuno. Nos tardaron horrores!!! Pero finalmente nos los dan y le digo que también me corresponden cupones de comida porque llegaremos a nuestro destino hasta las 6 de la tarde. Me da indicaciones para pedirlos en el DF y me asegura que puedo hacer el trámite dentro de la terminal con cualquier supervisor.
Luego de eso, desayunamos y esperamos hooooras en las incomodas sillas del aeropuerto, hasta que llegó el momento de abordar el primer vuelo. Nos formamos, avanza la línea y al llegar nuestro turno la empleada (Sara Ibarra, muy mal encarada), nos corta los pases de abordar y le dice a mi hija que se aparte de la fila: “tú espérame allá!”, ordenó; y la mandó a un espacio donde ya había otras 2 personas con carry-on. Para comenzar, la empleada debió decirme eso a mí y no a la niña. 
Nos vamos al lugar indicado y le pregunto por qué debíamos esperar, grosera responde: “espéreme!”; yo insisto y se queda callada, simplemente me ignora. Una señora que espera igual que nosotras también la cuestiona y ella simplemente ignora; un hombre hace lo mismo y nada, de la Sarita no sale ni una palabra.
Una vez que pasó toda la gente, éramos unos 6 separados de la fila y nos dice que debemos pagar “servicio de carry-on” de 300 pesos. Entonces yo le reclamo y le digo que medí la maleta y pasó, que no me podía hacer el cobro; ella me dice que debo pagar. Para entonces, tres personas estábamos muy molestas, los demás pagaron evidentemente no muy contentos, pero no hicieron reclamo alguno. 
Nos quedamos tres al final y la empleada simplemente no admitía nada. Le pedí que midiera la maleta y se negó. A un momento en que le dije: “mídela, es tu obligación”; entonces respondió: “no me haga llamar a seguridad”. 
Lo otra señora muy enojada le dijo que pagaba pero que le pusiera su nombre y haría un reclamo por escrito. Yo decidí no entrar en más en conflicto y le dije que pagaría, pero no era correcto que cobrara de forma generalizada cuando incluso dentro de la web de la aerolínea hay diversas tarifas dependiendo el tamaño de la maleta. Respiré, respiré… subimos al avión y nos fuimos. 
Llegando a la Ciudad de México busqué a una supervisora y le pregunté por los cupones de comida, me dijo que había que salir de la terminal para solicitarlos y luego volver a entrar. Obvio, con una hora y media entre ambos vuelos no era opción; sin embargo, no fui la única que los solicitó porque en el mismo vuelo venían más afectados del vuelo 632. Como varios reclamaron (yo ya no tenía ganas de discutir) nos llevaron los cupones de comida.
Por último, antes de abordar el vuelo de la Ciudad de México a Cancún, un amable empleado de Volaris (sin sarcasmo), se me acerca y me pregunta si le permito medir la maleta de mi hija (OJO que él sí se dirigió a mí y no a la niña, además de que no aseguró a simple vista que debía pagar por ella y sólo quería medirla). Lo veo con no sé qué cara y le digo: “haz lo que quieras, ya me cambiaron el vuelo, me mandan en una ruta espantosa, esperé 5 horas en una silla del aeropuerto de Guadalajara, yo debía estar en Cancún a medio día, una compañera tuya me cobró por esa maleta y además me amenazó con llamar a seguridad sólo por pedirle que la midiera…”. Se apiada y nos forma sin preguntar más. 
Finalmente, a las 6 pm aterrizamos en Cancún.
¿Qué hacer en estos casos? Algunos opinan que no volar más con ellos, vetar a la aerolínea. Yo creo que esa no es la solución, por lo menos no en México que las rutas están repartidas de tal forma que hay ocasiones en que sólo una línea aérea la cubre. Como es mi caso, que desde el Bajío (dónde vivo) sólo Volaris me lleva a Tijuana y Cancún. Lo que debemos hacer es alzar la voz y exigir buen trato y servicio; es obligación de la empresa cambiar y no que los consumidores cambiemos por ellos. 
De última hora: Una ejecutiva de Volaris se ha puesto en contacto conmigo y ha admitido que todo en mi caso estuvo mal de su parte, pues yo tenía un vuelo con tarifa flexible. Luego de contarle lo ocurrido y de que ellos revisaron los detalles de mi reserva y afectación, me han puesto un crédito para un futuro vuelo.

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