Revista Opinión

Volvamos a los libros.

Publicado el 01 julio 2019 por Carlosgu82

El arte de las letras.

En la actualidad, más que nunca necesitamos retomar el camino hacia la literatura. Hoy en día se está perdiendo el sentido más elevado del ser humano, el de la cultivación espiritual e intelectual. Ubico esta necesidad a la aparición de nuevas problemáticas culturales, como a la falta de autonomía individual, la coerción por medio de nuevas tecnologías y la manipulación por parte de las jerarquías más altas de la sociedad.

Ahora bien, el ser humano, para poder despojarse de estas barreras necesita filosofía, ciencias, política, historia, fantasía y sobre todo, por medio de las letras. No hay línea más exacta que contenga la información (Perfecta o imperfecta) de todo lo que el hombre ha acumulado en sus conocimientos y se ha cuestionado a lo largo, y en el transcurso de toda historia, acerca de lo que es, lo que puede ser y será dentro del margen de lo real y lo fantástico. Con ello para tener una amplia percepción, que como seres vivos hemos creado para marchar hacia el camino y el lugar propicio para la perfección. El refinamiento del modo de existir.

Si el ser humano perdiera este derecho por medio de la ignorancia, de la mediocridad, de la carencia de la motivación y de voluntad, el mismo se perdería de poder volar, de perderse entre épocas y años de conocimiento que hoy son el pilar de todo lo que es y somos. El derecho único de discernir, de valorar, de razonar, de imaginar y de poder crear. Pues bien, en las letras se han plasmado todo vestigio humano, tanto prehistórico como moderno y actualizado, junto con lo cual el progreso mismo a un nivel mundial se ha tenido, pero que por otro lado se ha ido deformando.

La apatía, la imposición de ideas supremacistas para el dominio, la integración a grupos radicales, retrogradas o con la única motivación de crecer en número de individuos (Y no en número de razonamientos), la falta de recursos, la disminución y falta de capital para espacios culturales. Esto entre otras cosas disminuyen la cantidad de lectores en la actualidad, de gente a la altura de lo correcto. Claro que aún hay formas distintas de acercarse a una enriquecedora lectura y a un buen libro abrazador de conocimiento, pues no hay nunca una y única excusa hacia el no poder desenvolvernos y ser desenvueltos por cuestión de unas cuantas páginas, de contenido fructífero y de títulos llamativos, poéticos y destructivos. Aun se puede retomar el camino.

Por medio de testimonios, de artículos y siendo testigo de cómo se puede uno encaminar hacia la gloria de las letras, se puede escribir de forma llana y llamativa el conjunto de acciones que nos pueden llevar a tener pilares de libros, revistas, enciclopedias, datos, otros medios de comunicación y que estos mismos, sean leídos.

Lo que se necesita es la voluntad de tomar un libro. No se requiere un título, un autor o una cita. la curiosidad misma te hará tomar un libro, cualquiera, y de ello, a temas selectos. Relacionaras, experimentaras y sentirás el cambio propio de las ideas. Tendrás hambre y la necesidad de contagiar esa avidez precoz por los libros, la cosmovisión será distinta. Y letra tras letra, comenzaras a percatarte de lo ínfima que es la misma existencia y de lo poco que podemos concebir en nuestro conocimiento. La inmortalidad de los recursos humanos, de la sabiduría y de la vasta extensión epistemológica, están al alcance cualquiera de nosotros, la condición yace, en querer construirse.


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