Revista Viajes

Volvemos a la costa eslovena

Por Martafr1975

Terminaremos nuestros últimos días en Eslovenia volviendo al lugar donde comenzó nuestro viaje: en la costa. Esta vez, optaremos por alojarnos lo más cerca posible de Piran para poder disfrutar al máximo de esta encantadora población sin necesidad de utilizar el coche.

Lamentablemente, los campings, especialmente en esta zona del país, son escasos, excesivamente costosos y de calidad muy deficiente, lo que influye en nuestra percepción y experiencia al explorar el país. El camping Lucija, autodenominado "Resort", deja mucho que desear, pero lamentablemente no hay otras opciones mejores. Así que nos resignamos y pasaremos dos noches tratando de que sean lo mejor posible.

Aprovechamos el día para relajarnos en la playa y después de un día de descanso y renovación nos aventuramos a dar un paseo por Portorož. Aunque sus habitantes creen tener su propio "Mónaco" en esta localidad, la realidad dista mucho de ser así. Es un lugar sin encanto donde lo único que se puede hacer es pasar el día en un club de playa con agua turbia y luego cenar o tomar cócteles en los bares y restaurantes de un paseo marítimo poco atractivo. Sin más.

Lunes 21 de agosto

Afortunadamente, tanto para los habitantes locales como para los viajeros que visitamos Eslovenia, existe Piran, su propia joya adriática. Esta pintoresca ciudad conserva un hermoso casco antiguo con una arquitectura gótica veneciana bien preservada. Aunque puede llegar a estar muy concurrida durante el verano, Piran sigue siendo un lugar tranquilo y de visita obligada.

Desde la muralla fortificada del siglo VII, a la que se accede a través de la puerta de Rašpor, se pueden disfrutar de vistas excepcionales de la ciudad, con la catedral de San Jorge, el campanario y el faro de la punta destacando sobre el resto de edificaciones. Al fondo, el mar Adriático con su azul tranquilo y profundo.

El paseo marítimo se comparte con las playas rocosas de la ciudad, donde bañistas y peatones disfrutan de este apacible entorno, entre toallas extendidas y sombrillas sujetas con piedras. Escaleras convenientemente ubicadas cada pocos metros permiten acceder a las zonas de baño de aguas cristalinas, haciendo que toda la costa de Piran sea accesible para disfrutar de un refrescante baño.

Uno de los encantos de la ciudad es su variada oferta gastronómica, centrada en platos de pescado fresco. Aunque los precios pueden no ser especialmente económicos, vale la pena deleitarse con la cocina local en alguno de sus restaurantes, maridando la comida con un malvacija, el vino local por excelencia.

Entre los lugares destacados se encuentra la Cantina Klet, un pequeño bar bajo la sombra de una parra, donde uno mismo se sirve unos generosos y exquisitos platos de pescado frito o en salsa. Es recomendable llegar temprano, ya que las mesas son limitadas y suele atraer a mucha gente. Se trata de un lugar sencillo pero con una excelente relación calidad-precio.

Cuando el sol mas aprieta, regresamos al camping. Hemos dejado solo a Scott y hay que sacarlo un rato y refrescarlo para evitar que sufra un golpe de calor. Aprovechamos esta pausa para descansar, ducharnos y prepararnos para salir al atardecer y sumergirnos en el ambiente de Piran, cenando en uno de los restaurantes más emblemáticos de la ciudad.

En el restaurante Pirat, el pescado es el protagonista, como lo demuestra su parrillada de pescado fresco y sus pastas con atún y trufa, auténticas delicias que se acompañan, por supuesto, de un malvacija local para completar la experiencia culinaria.

Nota: En Piran está prohibida la circulación de coches. Hay numerosos estacionamientos cercanos, y desde algunos de ellos sale un autobús gratuito hasta la Tartinijev Trg. Sin embargo, si queremos ahorrar, lo mejor es utilizar el autobús de la red local. Adquiriendo la tarjeta de recarga, los billetes son más económicos y se pueden recargar para todo el grupo.

Y así concluye nuestro viaje por Eslovenia, un país que, a pesar de sus maravillosos lugares, no siempre resulta acogedor.

Sin duda, pasar los últimos días en Liguria, Italia, será una experiencia que no defraudará. Con su impresionante costa, encantadores pueblos costeros, exquisita gastronomía y cálida hospitalidad, estamos seguros de que nos dejará un recuerdo inolvidable.

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