Lo se. Tengo el blog abandonado. Bueno, literalmente muerto: un total de 10 posts desde mediados de junio. Me sigo sorprendiendo al ver que cada día alguien entra a leer algo. Y sólo por ese alguien he decidido que ya es hora de volver.
Han pasado muchas cosas en estos meses, tanto en el mundo 2.0 como a título particular. Y todo ello me ha llevado a pararme durante todo este tiempo y reflexionar sobre qué quiero para mi blog y para mi futuro.
El blog no voy a dejarlo. Me gusta escribir así que no tengo porque dejar de hacerlo. Simplemente por ese alguien que entra de vez en cuando y lee algo de lo que escribo. Y por mi. Porque escribo desde que era niña sólo que ahora lo hago públicamente y no en un papel que quede guardado en el cajón de mi habitación (todavía conservo todos y cada uno de mis escritos y mis poemas de adolescente). Me da igual si me lee una persona (gracias Kari) o cien. Solo quiero escribir lo que pienso, lo que siento, lo que vivo.
A partir de hoy dejo el blog abierto a cualquier cosa que me pase por la cabeza y quiera compartir. Da igual si es sobre mis brujis o alguna de mis paranoias. Lo único que quiero es sentarme y escribirlo. No voy a hacerme un planning, no voy a programarme los días. Puede que un mes escriba cada día, puede que algún mes no escriba. ¿Qué mas da? Quiero escribir cuando tenga algo que contar. Y punto.
En cuanto a mi futuro. Esa ya es otra historia. Después de 20 años trabajando en el mismo sector (que no en la misma empresa) ha llegado la hora del punto y final. Sí, final, nada de punto y aparte.
Soy la peor ama de casa del mundo. Soy de esas mujeres a quien se mira con desprecio porque he dicho que las bajas de maternidad se me habían hecho largas y que estaba deseando volver a mi rutina laboral. No se estar parada. No se estar en casa. O no sabía.
Ahora he decidido aprender. Si puedo quiero ser la dueña de mi futuro y en ello estoy ahora. No puedo decir qué voy a hacer, no lo tengo claro ni yo misma. Pero quiero recuperar la pasión que tenía en mi trabajo. He sido de las afortunadas que he trabajado en algo que me apasionaba y me llenaba. Pero la llama se apagó y ahora quiero recuperarla.
Así que si seguís al otro lado, un día me encontraréis hablando de la última trastada brujeril y otro día estaré en plan destroyer o de muy buen humor. Aquí os estaré esperando.
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