Es imposible salvar el estigma que produce en la pantalla Penélope Cruz. No hay película que protagonice que no acabe por joderla por muy buena que sea la historia (que no es el caso éste que nos ocupa). La caracterización durante el largo de la señora de Bardem se hace ridícula y el personaje que hace las veces de su hijo no hay ser humano que se lo crea como actor.
La ha dirigido Sergio Castellitto, que a su vez ha realizado otro puñado de mierdas, intentando parecer un director sesudo o tedioso. Los diálogos son inverosímiles y hacen el desarrollo de la película sea interminable. Lo peor son las dos horas que dura, podía haber tenido un poco de mano derecha el director y haberla dejado en noventa minutos. Un estilo de madre coraje sin más pretensión que mostrar a Penélope Cruz para hacer caja.
No os creáis que al tal Sergio se le ha ocurrido el guion a el solito. La película está basada en una novela (de reconocido prestigio) de Margaret Mazzantini, con el nombre “La palabra más hermosa”.
Diego y Gemma sienten un inmenso amor el uno por el otro. Sin embargo, la imposibilidad de concebir un hijo empaña la felicidad de la pareja y convierte la maternidad de Gemma en una obsesión. En el entorno más hostil, una Sarajevo destruida por la guerra, el destino acabará ofreciéndoles de la manera más cruel e inesperada ese hijo que desean. Años más tarde, Gemma regresa a Sarajevo con su hijo, Pietro, para asistir a una exposición en memoria de las víctimas del asedio que incluye fotografías de Diego, y tendrá que enfrentarse a su pasado.