La despolitización de Eva Perón por CFK
“Volveré y seré millones”
Una larga mitología histórica atribuye esa frase a Eva Perón. Según la presidenta de la Nación, la promesa de Eva se ha cumplido. “Volvimos”, dijo, apropiándose de la frase, “para que Eva cumpla su propia profecía (…) los dos millones de netbooks”. Es lo que el gobierno dice haber otorgado a los adolescentes, aunque no con la plata de los banqueros sino con la de los jubilados. No era lo que Evita podía tener ‘in mente’, y no sólo por razones tecnológicas.
De Tupac Katari y Espartaco
En 1781, el líder aymara Julián Apaza Nina, que se hizo llamar Tupac Katari, junto con su mujer, Bartolina Sisa, y su hermana, Gregoria Apaza, condujo una fuerza militar indígena que durante 109 días sitió la ciudad de La Paz. Vencido por el agotamiento de su gente, las traiciones de algunos de sus jefes, los acuerdos que los españoles lograron con otras tribus, por las tropas de refuerzo que recibieron los sitiados y, seguramente, por las limitaciones de su propio movimiento, Katari, su mujer y su hermana fueron apresados, torturados y ejecutados en noviembre de ese año.
Katari fue asesinado como Tupac Amaru. Atadas sus extremidades a cuatro caballos orientados hacia los puntos cardinales, fue descuartizado y sus miembros y su cabeza exhibidos en distintos puntos del Alto Perú a modo de escarmiento.
Antes de morir, cuando estaban a punto de amarrarlo a las bestias, Katari dijo su frase imponente:
“Naya saparukiw jiwayapxitata, nayxarusti waranqa, waranqanakaw kut’anixa…” (a mí sólo me matan, sobre mí volveremos millones).
Era la profecía de una futura revolución de las masas campesinas de la América india por la tierra y la libertad de sus pueblos. Por eso su nombre, como el de Amaru, se enarbola hasta hoy en cada lucha indígena.
Muchos años después, en 1950, el escritor norteamericano Howard Fast, en su novela Espartaco, pone esa misma frase en boca del líder del levantamiento de los esclavos contra la antigua Roma. Llevada la novela al cine en 1960 por Stanley Kubrick, Kirk Douglas, en el papel de Espartaco, dice con una expresión inolvidable: “I will return and I will be millions” (volveré y seré millones).
Casi dos siglos después de la ejecución de Katari, a doce años de la novela de Fast y a dos de la película de Kubrick, el poeta José María Castiñeira de Dios -derechista, católico integrista- quiso recordar con un poema, en 1962, el décimo aniversario de la muerte de Eva Perón y escribió:
Yo he de volver como el día
para que el amor no muera
con Perón en mi bandera
con el pueblo en mi alegría.
¿Qué pasó en la tierra mía
desgarrada de aflicciones?
¿Por qué están las ilusiones
quebradas de mis hermanos?
Cuando se junten sus manos
volveré y seré millones.
Castiñeira de Dios difícilmente haya leído a Fast (un escritor de izquierda y judío), pero bien puede haber visto la película y encontrado que el último octosílabo encajaba a la perfección para darle a su homenaje esa sonoridad de calesita que según él debía tener la poesía. Desde entonces, la frase en cuestión le es atribuida a Eva.
Ahora, Cristina Kirchner convierte la profecía de una revolución social en una glorificación de la mercancía, la forma universal de la alienación humana. ¿Evita o Bill Gates? ‘La cadena nacional del entusiasmo’ se ha transformado en una parodia.
Otra vez de la tragedia a la farsa
Eva Perón, personalmente, condujo el proceso de estatización de las organizaciones sindicales operado entre 1946 y 1948. Cuando terminó su tarea, el secretario general de la CGT era José Espejo, un hombre que jamás había sido sindicalista, como tampoco lo es hoy Gerardo Martínez, colocado en la Uocra por ‘las fuerzas de tareas’ de la dictadura. Espejo ocupó ese cargo simplemente porque era parte del círculo áulico de la esposa del presidente. Hasta ese momento, el lugar público de Eva era secundario. Sólo después, a partir de 1949, apareció la Fundación que llevó su nombre y, entonces sí, fue “la capitana”, “la abanderada de los humildes”. A diferencia de ella, CFK quiere estatizar pero no puede, porque preside un gobierno que rema impotente contra la crisis capitalista mundial.
Sin embargo, no es esa la diferencia principal. Eva no vuelve para ser millones con CFK porque las circunstancias transitorias de los años 40 ya no pueden volver. Estas son épocas de bronca, crisis y hambre, como decía Discepolín, gran amigo de Eva Perón.
Por eso la tragedia, otra vez, se convierte en farsa.
Para los trabajadores peronistas, ese “volveré y seré millones” fue la representación simbólica de una mística revolucionaria frustrada, que Eva Perón plasmó en otra frase, esta sí de ella: “La raza maldita de los explotadores será barrida de la faz de la tierra”. No es esa la ambición política de los K. Ahora, todo aquello se ha reducido, según la Presidenta, a dos millones de netbooks.
La farsa se completa: hasta los billetes de 100 pesos con la imagen de Eva vinieron fallados. Una Eva devaluada, como ese billete que pronto servirá apenas para tomar un café.
De la mística de Espartaco y de Katari, a la “reconstrucción de la burguesía nacional” y los dos millones de netbooks. Es lo que separa al kirchnerismo de un proyecto revolucionario.
A. Guerrero