Revista Cultura y Ocio

Volveremos a encontrarnos [Relato corto]

Publicado el 10 diciembre 2014 por Ginnata
El viento se cuela entre los altos cipreses que custodiaban la solitaria tumba adornada con flores. Se alzaba en la colina mas soleada del cementerio. La hierva adornaba el lugar, haciendo que las notas melancólicas del lugar desapareciesen paulatinamente. A esas horas aquel lugar de silencio y lagrimas solía estar vació. Con la excepción de una mujer. Tenia la mirada triste. Los ojos mirando hacia ningún sitio mas, una sonrisa se colaba en su rostro, ya machacado por los años. El paso del tiempo se notaba sobre su piel. Con un gesto gentil, dejo una rosa roja encima de la lapida de mármol, en la que estaba inscrita la fecha y el nombre de alguien. Se podía leer una frase:
"Algún día..." pero el moho, y el tiempo, habían borrado el final. Solo aquella mujer espigada, de cabellos grises, sabia la continuación de aquel enigma.
Era un día soleado, tranquilo. Silencioso, a excepción de algunas campanas que se oían desde algún confín remoto. El tiempo parecía haberse parado allí.
-¿Cuanto tiempo hace ya? ¿Hace cuanto te marchaste? ¿Hace cuanto te fuiste?- pregunta a la tumba aquella joven de espíritu, disfrazada de anciana por el tiempo.- Te echo de menos... Bueno, todos lo hacen. Hoy quería venir a verte, hacia ya mucho que no te dejaba flores... ¿Te acuerdas de cuando me las dabas tu a mi? Los tiempos cambian... Ahora soy yo la que te regala flores, la que viene a verte...
No me va mal. La pensión me da para vivir, pero claro, no me puedo permitir lujos. El niño me llevó el otro día al medico. Se empeña en que no me cuido... ¿Tu te crees? Estoy sanísima, no te preocupes por eso... ¿Sabias que tu nieto se va a ir a estudiar a otro país? Se me marcha a Alemania... Es muy apañado, le ira bien, se parece a ti...
Hace ya mucho que estoy sola, hace ya mucho tiempo que te fuiste, pero tu recuerdo sigue vivo aquí. Todos se acuerdan de ti, de tu trabajo, de tus buenas obras. De lo que mas se acuerdan es de tu sonrisa. Pero, yo también me acuerdo de tu cara de viejo gruñón cada vez que hacia cocido, y de tu manía de ponerte los pantalones antes que los calcetines... Siempre te decía que eso no era así, y tu me mirabas con mala cara. Te vas a reír, pero ahora yo también lo hago...- La mujer hace una pausa y se ríe.
Alza la mirada al cielo, y después vuelve la vista a tras, comprobando que seguía sola, para reanudar su monologo.
-Muchos dicen que me estoy volviendo una vieja loca, por venir a hablar contigo. Yo nunca fui muy creyente... Nunca fui devota, pero si de algo estoy segura, es de que todavía me escuchas. No se donde estas, ni tampoco me importa mucho, seguro que estas bien. Y por eso se que aun escuchas las tonterías que tiene que decirte esta vieja.- La mujer sigue sonriendo, mientras una lagrimas rebelde se escapa de su ojo, y comienza a correr por su mejilla. La pequeña lagrima, que no necesariamente es de tristeza, se cae precipitadamente de la mejilla de la mujer, cayendo en la lapida de mármol.
Ahora solo queda eso. La mujer espigada de rostro gentil y pelo color plata se ha esfumado, dejando solo una lapida de mármol, con una rosa roja y un enigma.
Algún día...
Y es que solo ella sabe el significado de esas dos palabras. La frase incompleta, aun esta presente en el corazón, también incompleto, de aquella anciana de espíritu aun joven.
Y es que ella en el fondo de su corazón incompleto sabe, sin ninguna duda, que algún día volverán a encontrarse.
Volveremos a encontrarnos [Relato corto]

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