Revista Sociedad

Volví la cara llorando

Publicado el 04 abril 2013 por Monpalentina @FFroi

Volví la cara llorando "
De regreso a casa, y a poco más de un kilómetro del pueblo donde durante tres años fui maestro de su escuela de niños -hasta 52 la llenaron-, al pasar frente a la ermita de San Pelayo, algo como un puñetazo profundo me entró por los ojos hasta llegar al alma. ¡Mira, Carmen, el ábside de San Pelayo sostenido por maderos! No quise parar, pues ya había llorado bastante en otro tiempo.
El primer llanto me salió en el mes de abril de 1960, que es cuando las nubes lloraban sobre los campos. Al llegar a la ermita, llave en mano dejada por el cura, don Indalecio, abrí la puerta -no vas a ver nada, me había dicho- y contemplé, atónito, las pinturas del siglo XII que imaginaba impresionantes. ¡Dios! ¿Y por esto había yo elegido Perazancas de Ojeda como primer destino de maestro nacional? Lloré de rabia y de impotencia maldiciendo el tiempo, tan poco respetuoso con lo humilde. Porque el templo lo era. De cuanto fuera un gran monasterio, del que existen documentos del siglo X, solo quedaba la mínima compostura de un ábside románico lombardo-catalán construido en 1076, es decir, a la vez que San Martín de Frómista o San Salvador de Nogal de las Huertas.
El último llanto me lo provocó la visión de esos maderos y, como en el fandango de Alonso, volví la cara llorando.

Marcelino García Velasco Académico de la Institución Tello Téllez de Meneses y Poeta
Artículo completo en el Norte de Castilla
Caricatura de Gómez Iglesias


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