Revista Viajes

Vondelpark y fin de la estancia en Ámsterdam: ¿Y si tiene una pistola?

Por Tevatelleva @tevatelleva

Ha llegado el final del viaje a Ámsterdam. En esta entrada relato lo acontecido el sexto día en esta estupenda ciudad. La mañana la pasamos en el pulmón verde de la urbe, el “Vondelpark”. Rodeado de majestuosas casas del S.XIX es un parque que originariamente se llamaba “Nieuwepark”. Después de la instalación de la estatua del poeta y dramaturgo “Joost Van Den Vondel” (Obra de Louis Royer) adquirió el nombre actual.

Escultura Joost Van Den Vondel

Escultura Joost Van Den Vondel

Vondelpark

Vondelpark

El día irradiaba sol desde que amaneció. Mi cuerpo notaba, después de unos días, su ausencia y necesitaba sentirlo. Decidimos alquilar bicicleta en las inmediaciones y probar como se me daba la circulación tanto dentro como fuera del parque.

Vondelpark

Vondelpark

En ese mismo instante me di cuenta de que lo mejor hubiera sido haber optado por esta alternativa en los primeros días de la estancia, confirmando así si hubiera sido capaz o no de moverme en bici en las siguientes jornadas.La conclusión después de la experiencia: Dentro del parque sí que pude ir de un lado para otro sin problema alguno.

Vondelpark

Vondelpark

El asunto cambia al salir a la vía pública. Me puse nerviosa y en cuanto pude me desvié hacia una calle en la que, aparentemente,no había nadie….una vez dentro leí el cartel que la presidia: “NO BICIS” .Tocó bajarme e ir andando de vuelta al “Vondelpark”.

Vondelpark

Vondelpark

La gran cantidad de bicis, peatones y la velocidad con la que circulan en la vía publica fueron factores determinantes que influyeron en mis “nervios” así como en la capacidad de mantener el equilibrio. Sin embargo en el parque sí que disfruté. Tanto del paseo en bici como de sus prados, fuentes, estanques, jardín de rosas, esculturas….Un imprescindible en la capital holandesa.

Vondelpark

Vondelpark

El Vondelpark y sus alrededores tienen un fuerte vinculo con la época de la revolución cultural, cuando Ámsterdam se convirtió en el magisch centrum (Centro mágico de Europa). Entre 1960 y 1970 los hippies se apoderaron de ella y ocuparon las casas vacías. Las autoridades convirtieron en aquel entonces el parque en un dormitorio al aire libre. Aquí también se encuentra el “Vondelbunker”, un refugio antiaéreo de 1947 transformado en 1968 en un centro juvenil. Utilizado hoy para conciertos underground y cine.

Vondelpark

Vondelpark

La tarde discurre por la zona de Jordaan y el oeste de la ciudad. Una zona en la que cuanto más te adentras más percibes su ambiente obrero. Destaco de esta parte de la tarde la calle “Haarlemmerstraat” en la que existe una gran cantidad de establecimientos en los que curiosear y perder la noción del tiempo.

Adentrándonos en el Oeste de la ciudad

Adentrándonos en el Oeste de la ciudad

Seguimos andando y llegamos al “Westerpark” una gran zona verde que no decidimos explorar por la hora y lo alejados que nos encontrábamos del centro. Me apetecía regresar, estaba anocheciendo y sinceramente el entorno me incomodaba por lo acontecido unos minutos antes.

Westerpark

Westerpark

Les cuento la pequeña anécdota: Justo antes de llegar al “Westerpark”, de repente, un chico enchaquetado y vestido de negro que iba en bicicleta se nos acercó. Andábamos por una calle poco transitada. Paró enfrente sin dejarnos avanzar. Para sorpresa nuestra comenzó a hablarnos en español. Básicamente se presentó, nos contó su procedencia, se interesó por nuestro viaje…etc. Ante esta situación yo escuchaba ESTUPEFACTA….me resultaba un panorama tan raro.

Atardecer en el oeste de Amsterdam

Atardecer en el oeste de Amsterdam

Hasta que….¡Pum! El chico nos suelta sin anestesia: “Tengo de todo, de lo mejor, de lo ultimo, las mejores drogas de la ciudad ¿Queréis? ¡No os vais a arrepentir! ” En ese momento me subió una adrenalina por todo el cuerpo y solo pensaba en salir corriendo de allí. Lo primero que me pasó por la mente fue ¿Y si tiene una pistola? ¿Y si nos atraca por decirle que no? En ese instante y sin haber mediado palabra antes le dije: “¡Otro día! Muchas gracias”. El chico dijo: “Siempre me encontrareis por aquí”  y se fue sonriendo en su bicicleta …..y yo ….¡Temblando!

Vondelpark

Vondelpark

Desde aquí cogimos una guagua (no había posibilidad de tranvía) y regresamos hasta la Estación Central. En resumen la tarde fue relajada, apenas utilicé la cámara, entramos en algún que otro “Brain Café” y nos perdimos andando por los laberinticos canales de esta preciosa ciudad.

Brain Café

Brain Café

**Reflexión fin del viaje:

Toca hacer balance. Sin dejar atrás su belleza arquitectónica así como la magia de sus canales y grandes museos, he de decir que lo que resalto es el bienestar que allí sentí (menos el pequeño mal trago del ultimo día claro :P ) Aluciné con el grado de inclusión del miembro peludito de la familia en el día a día de sus ciudadanos. Algo favorecido por las normas y leyes de convivencia, ya que en la mayoría de las ocasiones aquí nos vemos vetados por el cartelito “Perros No”. Pero por otro lado, es culpa nuestra, de nuestra falta de civismo y respeto por la convivencia en el entorno común. Habitual en nuestro país es tirar un papel al suelo y ni inmutarse, que nuestro peludito defeque en la calle y seguir andando como si nada…….y así un largo etc. ¡Así nos va! Ojalá algún día todo esto quede atrás y, como siempre digo,ojalá veamos una “España con un antes y un después”. ¿Qué si volvería a la capital holandesa? ¿La recomiendo? 100% Sí. Es una ciudad que enriquece en todos los sentidos y los 6 días de estancia me parecieron insuficientes. Por último un aplauso a sus habitantes, cordiales y dispuestos a prestar la ayuda requerida en todo momento, incluso siendo pacientes con esta viajera que tiene el inglés como asignatura pendiente.


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