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La mayoría de los trofeos que tengo en mi casa son de mi más tierna infancia. No me acuerdo cuando fue el momento que dejé de recibirlos. Supongo que a los 12, 13 años. Y de todos ellos creo que ninguno es por salir primero. De hecho tengo uno de 8vo puesto! Esa imagen: la de levantarse un sábado por la mañana a pegarles una franeleada mientras los sesentas más perdedores suenan de fondo, es memorable. Pulgar arriba a Germán por la búsqueda estilística, y por representar a la larga legión de perdedores melómanos.