¡Hola, chicos!Segunda vez para esto. Me sigo emocionando de que personas participen en esta iniciativa ^^ Y si eres nuevo y no sabes de qué trata, solo dale click a la imagen.Aunque no participaron muchos en este mes, sí fueron distintos a los de la vez pasada, así que muchas gracias por participar ^^Mi cuento se los dejo al final, que me alargué esta vez por probar. Quien quiera leerlo, ahí lo tiene y ya me dirá qué tal.Les dejo los cuentos para que voten, y los veo el 31 :3
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Baile de Hadas
Eirwen al fin iba a ser parte de un baile. Estaba esperando toda su vida por eso, pero tenía que llegar a la madurez para que la dejaran entrar al desfile.
Nunca ha visto un desfile.
En cada solsticio, todas las hadas de edad madura se reúnen en las salidas de los reinos para comenzar un desfile que lleva a un baile, con el fin de recolectar la energía de la tierra y regenerarse. Sus amigos le han dicho que todo es muy colorido y divertido. Además, de que se puede llegar a tener una mirada más cerca de la reina. Y Eirwen por fin podía experimentarlo.
Los últimos días habían sido muy ajetreados en todo el reino. Tenían que tener todo preparado para el amanecer. La decoración lista, los vestidos, trajes y uniformes listos, los corceles listos, y los cortejos listos. Meuric, su mejor amigo, le había pedido a Eirwen ser su acompañante por la noche, ya que iba a ser el primer baile para los dos, y ella aceptó.
Eirwen estaba emocionada. De pie en el bosque, a la espera de las hadas faltantes, ya podía ver el carruaje de La Reina –sin La Reina-, los caballeros, las carrozas representando los cuatro elementos y algunas hadas del coro trayendo sus instrumentos. El resto de las hadas se disponían a los lados hasta que el último pasara y poder cruzar el anillo para bailar.
—Eirwen, quita esa cara de tonta que tienes —le dijo su amiga Lowri rompiendo el encanto del momento—. Entiendo tu emoción. Es tu primera vez en un baile, verás a La Reina, pero no es excusa para que pongas esa cara.
Eirwen no quiso decir nada por lo que se conformó con un simple encogimiento de hombros para restarle importancia. Lowri era un hada del fuego, por lo que a veces llegaba a tener muy mal temperamento. Pero podía ser una buena amiga cuando no se irritaba mucho.
A los pocos minutos, La Reina apareció y todo quedó en silencio.
A Eirwen le habían contado muchas veces cómo era La Reina. Que era magnífica, impactante, no podías quitar los ojos de ella y que desprendía mucho poder. Pero nada de eso se comparaba a lo que Eirwen pensaba. La Reina era mucho más de lo que una simple palabra podía describir. Sus alas brillaban como el mismo sol. Podías ver el poder que poseía todo su ser, pero también podías ver la bondad. Al volar hasta su carruaje, pasaba sus ojos por todas las caras para retener las miradas de todos y cada uno de los presentes.
Al sentarse, todo el ruido volvió, como si hubieran movido un interruptor. Los tambores empezaron a sonar, eso quería decir que ya era el amanecer e iba a comenzar el desfile.
El primer carruaje en moverse fue el de La Reina. Estaba hecho de ramas entrecruzadas, igual que el de todos, pero eran doradas. A los dos lados estaban dos caballeros custodiándola.
Detrás de ella todos sus asesores, cada uno montado sobre un corcel. Después le seguían los integrantes del coro, componiendo con sus instrumentos una de las canciones de la naturaleza. Le sigue el estandarte rojo, con una llama en el centro, representando el fuego. Los caballeros del fuego, vestidos en su uniforme rojo dan pasos firmes al caminar. La carroza, con las hadas que ayudaron en la decoración de ésta, va levitando justo detrás de los caballeros. El fuego es uno de los más importantes de los cuatro elementos, ya que es la chispa de la vida. Aunque pueda ser peligroso representa la fuerza del espíritu.
Posteriormente, le sigue el estandarte azul, con el símbolo del agua. Eirwen pertenece a este elemento, al de las emociones y los sueños. El agua se caracteriza por ser el alimento de la vida ya que todas las cosas emergieron del mar. No quiso participar en la decoración de la carroza. Quería estar en su primer baile junto a la naturaleza, ayudando al reino a regenerarse. Poder estar en el anillo de las hadas siempre ha sido su sueño, bailando en los hongos. Y corre el rumor que el anillo de este solsticio va a ser el más grande de todo el mundo humano, uno que queda en Belfort, Francia. Dicen que mide más de 600 metros, y eso es bastante para bailar. Eirwen no puede estar más emocionada. Eirwen saluda a sus compañeros mientras pasan. Algunos no los conoce, pero otros hacen parte de su mismo grupo de trabajo.
A continuación viene el estandarte blanco, representando el aire. Todo lo que es pensamiento, movimiento, comunicación. Su amigo Meuric era un hada de este elemento y ciertamente se le daban mejor las palabras que a ella. Por último, llegaba el estandarte café, el de la tierra, que representaba la estabilidad, el centro de todo, brinda nutrición, representa a las madres.
Estos cuatro elementos se unen para formar uno y poder crear un equilibrio. Un equilibrio en el reino y un equilibrio en el mundo humano. Sin este equilibrio, todo se vendría abajo.
Eirwen podía ver a las hadas buscando su lugar en la fila. Cuando pasan todas las carrozas es momento de que todas las hadas y demás cortesanos hagan parte del desfile. Con una mano coge a Meuric y con la otra a Lowri, que a la vez arrastra a su acompañante.
En unos cuantos segundos cruzarán el portal y podrá ver el mundo humano por primera vez mientras baila a la naturaleza. Nada podría arruinar este momento.
Podía ver por el portal a la reina y cómo iba siguiendo el curso del anillo para formar un espiral y llegar hasta el centro. Los estandartes, con sus respectivos caballeros y carrozas se ubicaban en los 4 puntos cardinales sin salirse del anillo, y todas las hadas se iban formando en el borde. Muchas habían pasado ya, y Eirwen podía ver cómo las hadas giraban, volaban, bailaban con su acompañante, intercambiaban parejas. Eirwen quería ser parte de eso, pero no podía sobrevolar a las otras hadas. Ya tendría su turno.
El portal pasó tener un blanco transparente, a un negro. Todo lo que había más allá de él se veía borroso. Las hadas se angustiaron, revoloteaban de un lado a otro. Cuando el portal se volvía negro es que algo había interrumpido el baile, solo dejaba entrar al reino pero no te permitía salir por seguridad. Lo único que podía enfurecer a las hadas era la interrupción de su baile, era una ceremonia que siempre hacían, una ceremonia para estar en contacto con la naturaleza, aprender de ella, recolectar energía y poder seguir viviendo. Eirwen se acercó al portal todo lo que podía para poder ver mejor, pero no alcanzaba a ver nada.
Pero le han enseñado que el único ser del mundo humano capaz de cerrar así el portal era un humano por lo peligrosos que son.Eso es todo.¡Saludos!