Revista Opinión
Venezolanos en el exterior votamos llorando
Comienzo este artículo narrando mi propia experiencia de participación en el plebiscito el pasado domingo 16 de julio. Estuve en un centro electoral en La Florida, Estados Unidos, donde concurrieron 13 mil venezolanos a votar, aquello fue un río de gente que no paró desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la noche. En la mesa donde pasé todo el día trabajando en equipo con dos señoras cada persona que venía a votar traía los colores de nuestra bandera y una historia de dolor, muchos se deshacían en llanto al momento de introducir la papeleta, nosotros los que estábamos a cargo de la mesa no podíamos resistir pararnos a darles abrazos de consuelo, eran hombres y mujeres de todas las edades, lloraban por la patria, por la emoción de sentirse allí, a lo lejos, haciendo algo por ella, de reencontrarnos y escucharnos hablar con el mismo acento, se les revivía el alma llanera y a todos se nos arrugaba el corazón. Aquello me pegó muy duro, yo también lloré bastante, al principio me apenaba, pero al ver que pasaba lo mismo en las otras mesas me conforté, y lo vi en sentido positivo, es que todos somos venezolanos, todos amamos a nuestra tierra, todos queremos rescatar y regresar a la patria querida con nuestro glorioso bravo pueblo. Esa emoción que estoy seguro se repitió en todo el planeta, en aquellos distantes lugares donde se añora la arepa, el chiste a toda situación, la sonrisa y bondad propia de nuestra gente, eso nos obliga, estemos donde estemos y como estemos no podemos dejar de ser venezolanos, tenemos que rescatar a nuestra patria.
IIAhora vamos con el análisis de los dos eventos, el simulacro de la dictadura y el plebiscito de la democracia. Simulacro y ensayo, son dos conceptos diferentes y antagónicos que se efectuaron; uno el programado por el régimen y ejecutado por el CNE que éste controla, lo denominaron “Simulacro para la constituyente”, el otro fue el Plebiscito al que convocó formalmente la Asamblea Nacional. El concepto de “simulacro” lo define el Diccionario de la Real Academia así: “Acción que se realiza imitando un suceso real para tomar las medidas necesarias de seguridad en caso de que ocurra realmente/Ficción, imitación, falsificación”. De manera que tal simulacro envolvió una imitación, una ficción. Ninguna norma legal autoriza al organismo electoral atribución para tal acto ficticio, ni mucho menos a invertir fondos públicos en ello, de manera que estas actuaciones no solo se hicieron con violación al sistema legal, sino que además fue una grosera y delictiva malversación de dineros del Estado en lo cual también participó la Fuerza Armada que se prestó para aquel teatro de lo absurdo que se montó con el único propósito de boicotear la consulta plebiscitaria.
IIIEl “Plebiscito” al que llamó la Asamblea Nacional, está definido por el mismo Diccionario como “Consulta que los poderes públicos someten al voto popular y directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre una cuestión política o legal”. A diferencia del otro, este fue un acto real, legalmente autorizado en el artículo 71 constitucional, de consecuencias político/jurídicas y avalado por la masiva participación y en la cual se expresó rechazo al proyecto del régimen.
IVEl plebiscito convocado por el Parlamento y ejecutado con apoyo de las fuerzas políticas de la oposición tuvo una respuesta popular multitudinaria a pesar no solo de las dificultades económicas y físicas para ejecutarlo y con tan poquísimo tiempo de por medio. El mensaje que se transmitió fue que a partir de sus resultados sobrevendría “una escala de mayor presión para que se respete la voluntad del pueblo y se detenga el fraude constituyente” (Capriles dixit), o como se ha dado en llamar, “La Hora Cero” que nos debe dar una hoja de ruta para la efectividad en el objetivo de retorno a la democracia.
VLos resultados del Plebiscito se están haciendo sentir muy fuertemente, además de aumentar el entusiasmo y la moral para la lucha, la presión internacional aumenta y arrincona más al régimen. Lo expresado por el grupo de ex presidentes que valiente y generosamente se hicieron presentes como observadores, es de una fuerza tremenda. A Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), Tuto Quiroga (Bolivia), Andrés Pastrana (Colombia) y Vicente Fox (México), nuestra gratitud eterna. El eco que se produce en Europa, en Estados Unidos, en Latinoamérica contra el diabólico proyecto constituyente lo mantiene cercado en el rincón de lo aborrecible, y, aunque lo hagan, aunque lo lleven a cabo, eso solo será flor de un día, el bravío pueblo que hoy llora mañana reirá, celebraremos el reencuentro con lo que nos es propio y genético, la libertad, la democracia.
Carlos Ramírez López @Carlos RamírezL3
TwittearEnviar este artículo a tus seguidores