Un 70% no vota en Chile. El pueblo se siente enrabiado y no con actitud fatalista como dicen obispos. Con conciencia rechaza como deber moral la traición de políticos que negociaron con dictadura lo que Chile es hoy día.
Tiene una Constitución e Institucionalidad ilegítima impuesta a sangre y fuego por dictadura. Una minoría de privados empoderados con las privatizaciones de Pinochet, unidos a políticos que querían que trabajo sucio lo hicieran militares con Golpe, y que con negociación, con trampa llegaron al poder nuevamente, tienen secuestrada a la mayoría y a la democracia.
Chile no es democrático. Los gobiernos post dictadura durante 27 años no han hecho otra cosa que gobernar en la medida de la negociación traidora, prácticamente imponiendo legado pinochetista. Han seguido "legitimando" lo ilegítimo. Un 70% que no vota, ¿pueden los obispos exigirle que voten como "un deber moral" aunque legalmente el voto sea voluntario?
Yo creo que la conciencia es un sagrario inviolable, y los que no votan lo hacen como un deber moral de conciencia. Ellos dicen no a la traición; no a la corrupción de políticos con grandes empresarios, que evaden impuestos para ayudarse mutuamente e inmoralmente evadiendo impuestos, dinero de todos los chilenos. Ellos están protegidos y mantienen el legado pinochetista con leyes ilegítimas y con una economía que la misma Iglesia en su Doctrina Social condena y la llama "capitalismo salvaje" y la hace culpable del "pecado social", haciendo la pobreza de un 80% de seres humanos en el mundo.
¿Es un deber moral votar por esta gente empoderada que no tiene la política del servicio de la "polis", del bien común, y menos de servicio público, como decimos los cristianos acerca de la política, llamándola como la expresión más eximia del amor a los semejantes? ¿Dónde está la opción preferencial por los pobres de la Iglesia? ¿Tengo acaso un deber moral de votar por tamaña crueldad, inhumana y no cristiana?
¿Los pastores del pueblo, como Moisés, enviado a liberar a su pueblo, no tendrían que levantar sus manos como profetas, pidiendo a Dios: "hazme justicia contra mi adversario", y si se cansan sus brazos en alto, no estaría el mismo pueblo, poniendo piedras debajo de brazos, como lo hicieron con Moisés, haciéndolo ahora con sus profetas y pastores por su compromiso de Reino y de Liberación para los predilectos de Dios? Si, porque Dios optó primero que nosotros por los pobres, y lo hizo palpable con Jesús el Verbo Encarnado, salvador y liberador. La opción por los pobres no es un capricho antojadizo de nosotros, es una verdad de nuestra fe, en Jesús, el Dios que se hizo Hombre.
Soy un convencido que tenemos, como deber moral, exigir la liberación del pueblo. En vez de llamar a votar, ¿por qué no se convoca al pueblo a movilizarse en búsqueda de un plebiscito por una Asamblea Constituyente y Una Nueva Constitución? La Declaración Episcopal, en la práctica y objetivamente, es una "intervención electoral".
Bastaba que antes elecciones municipales, preludio de las nuevas presidenciales, que los obispos hubieran hecho un llamado a actuar en conciencia. Que la gente haga un discernimiento en conciencia si debe o no debe votar, más aún cuando el voto es legalmente voluntario.
Llamar a votar, en las circunstancias políticas de Chile, como un "deber moral", aparece como una presión indebida y una posición política de los obispos. Yo, a través de este escrito, también estoy manifestando un criterio político, pero desde mi opción de pastor de un pueblo, especialmente pobre, oprimido y no tomado en cuenta por una minoría que se ha adueñado del país. Por eso digo que una minoría tiene secuestrada a una mayoría.
Hay que construir sobre roca y no sobre arena. ¡Ya no más de lo mismo! Chile tiene que recuperar el tranco. Chile es posible, pero no con los mismos políticos y Partidos de siempre. Ellos son, la mayoría, responsables "in causa" de la pobreza de millones, de las violaciones de derechos humanos y de crímenes de lesa humanidad.
Y no sólo me refiero al tiempo de dictadura, sino ahora, con estos políticos y ricos empoderados, que hacen la comunidad capitalista, creando un monstruo que no podrá ser absorbido; es un "capitalismo salvaje, duro e inhumano" que afecta y destruye a tantos sectores de la humanidad.
Pienso que nuestros obispos debieran dejar bien en claro que, quien apoya esta crueldad vive en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres especialmente. Quien apoya esta crueldad y violación a los derechos humanos fundamentales no tiene derecho a celebrar la Eucaristía.
Yo no votaré, no porque el voto se voluntario, sino porque como un deber moral, estoy con pueblo y pueblo empobrecido, engañado, marginado , traicionado y secuestrado por una minoría, que también, ahora se está candidateando y por los mismos Partidos Políticos que todos conocen cuál ha sido su actuar desde hace mucho tiempo.
Algo de esto dije en comentario dominical pasado, sin saber acerca de Declaración de mis Obispos, con los cuales pienso distinto con respecto a elecciones en Chile de hoy, no obstante querer siempre mantenerme en comunión eclesial con ellos.