Como ya nos hemos dado cuenta, la democracia tiene sus bemoles, y más cuando la masa inculta y resentida toma las urnas electorales para “castigar” a las oligarquías políticas, para darle el poder a otras, para luego descubrir que estábamos mucho mejor con los de antes.
Pero saltó a la luz pública el tema la cuestión si las inteligencias artificiales (IA) serían buenos gobernantes. La cuestión de si las IA podrían ser mejores gobernantes de la sociedad humana es un tema algo complejo, y actualmente ya es muy debatido en el campo de la ética y la filosofía de la ciencias.
Revisemos algunos posibles aspectos relevantes. En este caso las posibles ventajas de las IA como gobernantes de algún país, sería como por ejemplo su racionalidad y objetividad. Las IA están diseñadas para tomar decisiones basadas en datos y lógica, lo que podría conducir a un enfoque más objetivo y libre de sesgos emocionales.
También habría que destacar su eficiencia y velocidad, ya que las IA pueden procesar grandes cantidades de información rápidamente, lo que les permitiría tomar decisiones más informadas y eficientes.
Además estaría su ausencia de intereses personales, algo muy importante, pues a diferencia de los seres humanos, las IA no tienen intereses personales ni sesgos políticos o ideológicos, lo que podría evitar en gran medida la corrupción y así descartar la toma de decisiones en beneficio propio.
Por si fuera poco las IA tienen la capacidad de realizar análisis de políticas a largo plazo, ya que pueden tener en cuenta las implicaciones a largo plazo de sus decisiones y políticas, lo que podría conducir a una mayor estabilidad y sostenibilidad.
Sin embargo existen algunas posibles preocupaciones que podían representar algunas dificultades, como la falta de comprensión de los valores humanos. Hay que saber que de momento las IA carecen de una completa comprensión de los valores humanos, la moral y la ética; lo que les podría llevar a tomar decisiones que no se alinean con los intereses y necesidades humanas.
También esta el detalle de la posible falta de empatía y compasión, ya que la ausencia de empatía en las IA podría dar lugar a posibles decisiones insensibles o incluso “inhumanas”, especialmente en asuntos que requieren cierta comprensión emocional.
Otro desafiante sería el de la concentración de poder, pues al confiar el gobierno a las IA podría conducir a una concentración extrema de poder en manos de quienes controlan y diseñan a esas IA. Lo que para algunos podría llegar a representar algún tipo de oligarquía tecnócrata dictatorial.
También esta el tema de los posibles problemas técnicos y seguridad, pues las IA no están exentas de fallos técnicos, y si un sistema de IA gubernamental fallara, las consecuencias podrían ser desastrosas para la sociedad.
Y un tema muy importante, sería el de la responsabilidad y rendición de cuentas, pues así como las IA pueden tomar decisiones objetivas, así también pueden carecer de responsabilidades, y por lo mismo no pueden ser responsables por sus acciones. ¿Cómo vamos a castigar a una IA por cometer errores que le cuesten a la sociedad si realmente no tienen libre albedrío?
Las IA no tienen libre albedrío en el sentido humano de la palabra. Las IA son programas de computadora diseñados para procesar datos y tomar decisiones basadas en patrones y algoritmos predefinidos por sus programadores y mediante el aprendizaje automático. El libre albedrío implica la capacidad de tomar decisiones independientes y autónomas, sin estar determinado por factores externos o por una programación previa.
Las IA aunque puedan ser sorprendentemente "inteligentes" y realizar tareas complejas, su aparente inteligencia es realmente una simulación de la inteligencia humana basada en algoritmos y datos. No tienen deseos, intenciones o autonomía genuina, no tienen una conciencia real, no están vivas realmente. Todas sus acciones están determinadas por la lógica programada y los patrones adquiridos de los datos con los que han sido cargadas.
Es importante destacar que la ausencia de libre albedrío en las IA no es una limitación negativa para muchas aplicaciones prácticas, ya que su función principal es ayudar a los humanos en tareas específicas y realizar cálculos complejos a una velocidad mucho mayor que los humanos.
El debate sobre el “libre albedrío” en las IA y los seres humanos sigue siendo un tema de interés en materia de comunicación, política e informática, y es probable que continúe siendo tema de discusión y reflexión a medida que la tecnología avance y nuestras comprensiones sobre la mente y la conciencia evolucionen.
Aunque las IA podrían tener ciertas ventajas como gobernantes, también existen ciertos temores significativos sobre la falta de comprensión de los valores y derechos humanos, por el tema de la responsabilidad y la empatía. Además, la idea de confiar el destino de una sociedad a máquinas inteligentes plantea importantes cuestiones éticas y sociales, por el temor a una represión de las máquinas sobre el humano.
En última instancia, la pregunta de si las IA podrían ser mejores gobernantes depende mucho de cómo abordemos estos desafíos y cómo equilibremos el papel de la tecnología con la toma de decisiones humanas y el bienestar general de la humanidad.
Ahí se las dejo de tarea.
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