Arzobispo de Mérida-Badajoz
Recuerdo cuando era chico que en mi Segovia natal había (y creo que sigue habiendo) conventos en donde los integrantes de los mismos hacían voto de pobreza; me impresionaban, como niño que era, -yo iba bien calzado, sobre todo en el riguroso invierno-, algunos frailes y monjas de dichos conventos que en pleno invierno calzaban sandalias sin calcetines.Acabo de leer, por cierto sin mucha sorpresa que el arzobispo de Badajoz (por cierto no entiendo de jerarquías eclesiásticas, pero me imagino que que el arzobispo debe de ser más que el obispo) su voto de pobreza es disfrutar de una 'suite de lujo' de 500 metros cuadrados con jacuzzi e hidromasaje.
Mire usted, Santiago García Aracil -que así parece llamarse el arzobispo de Badajoz-, sólo le diré que al ser un gran cargo, supongo que se confesará todos los días, después (seguramente) de haberse secado su cuerpo al salir del jacuzzi chorreando felicidad, sabiendo que miles de niños no tendrán ni para una comida al día para alimentar sus cuerpos. Gusto le debe de dar ¿no?
Y ya no digamos de los 500 metros cuadrados para solaz de sus misas, que seguramente acudirán muchos fieles, a juzgar por el espacio que tiene su suite.
Por cierto, me alegro por sus feligreses que le seguirán llenando el cepillo ese de pedir limosna para que no le falte de nada. Pero déjeme que le diga -aparte de su religión- ¿no le da vergüenza? ¿lo sabe su máximo jefe el papa Francisco?
Si, seguramente esto es lo que se denomina en general voto de pobreza.