Revista Belleza
Todos los amores que pasan por nuestra vida son susceptibles de sufrir sus altibajos, incluso de terminar. Esto pasa también con el amor que sentimos por nosotros mismos, que es el que más deberíamos cuidar. ¿Qué tal va tu matrimonio contigo mismo?
Creo que solo quien está saludablemente enamorado y comprometido con el bienestar de la persona que ve en el espejo cada mañana es capaz de poner en una relación su parte de lealtad, admiración y generosidad auténticas:
Te quiero por quién eres, no por los agujeros (emocionales o de cualquier clase) que tapas en mi vida.
Que no deberíamos llamar amor a todo lo que se anuncia como tal lo tenemos claro. Confundir la dependencia emocional, la necesidad de control, las inseguridades y las propias carencias con el auténtico cariño es una trampa en la que en raras ocasiones cae la gente que realmente se gusta a sí misma.
Pero incluso aunque tu matrimonio contigo mismo funcione de maravilla, con lo que sientes por ti sucede como con las mejores relaciones: a veces no te aguantas. No soportas tus inseguridades, crees que no estás dando de ti todo lo que podrías, te sientes extremadamente vulnerable y te escondes detrás de tu lado oscuro.
Y entonces te odias por ello.
Pero incluso con sus cosas, sabes que esa persona que ves cada mañana en el espejo es alguien por quien merece la pena apostar. Un ser humano lleno de buenas intenciones al que sientes que debes cuidar tanto o más que al resto de tus relaciones.
Piénsalo. Si hay alguien que te va a acompañarte siempre eres tú.
Así que más nos vale convertirnos en esa persona con la que no dudaríamos ni por un momento en comprometernos para pasar el resto de nuestra vida juntos.
Mis Votos de Matrimonio Conmigo Misma
Prometo ser realista con mis expectativas conmigo misma.
Prometo intentar cumplirlas.
Prometo dejarme llevar más.
Prometo averiguar por qué me siento mal antes de pagarlo conmigo misma.
Prometo impedirme dar más de lo que recibo.
Prometo dejar que algunas veces otros saquen la cara por mí cuando podría hacerlo yo sola.
Prometo pelear limpiamente conmigo misma.
Prometo intentar hacer las cosas que no me gustan, pero que debo hacer, quejándome poquito.
Prometo no dejar de ser imprevisible para mí misma.
Prometo hacerme solo críticas constructivas.
Prometo dormir la siesta siempre que pueda.
Prometo que jamás compraré un espejo de aumento.
Prometo que tampoco compraré una báscula.
Prometo no decir nunca "no" a un buen brunch en buena compañía.
¿Qué tal va tu matrimonio contigo mismo?
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