Apenas hace seis días que Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox en el Congreso, declaró que “el rey Juan Carlos I es un ciudadano más y, por tanto, se tendrá que someter a la Justicia en el grado o en la medida que tendría que hacer cualquier otro ciudadano”.
Hoy, sin embargo, Vox a votado junto con PP y PSOE para hacer posible que la Mesa del Congreso rechace de nuevo la creación de una comisión de investigación sobre las finanzas y negocios del rey emérito. Quedan así sin efecto dos solicitudes parlamentarias presentadas recientemente al respecto por otros partidos, con la llamativa particularidad de que una de ellas estaba firmada por Vox
La excusa de los tres grandes partidos ha sido aferrarse a un informe de los servicios jurídicos de la Cámara que se fundamenta en la inviolabilidad del rey aunque éste haya dejado de serlo en funciones, como es el caso de Juan Carlos I.
Vox lo ha vuelto hacer, y nuevamente por motivos muy ligeros. Si el pasado 11 de junio acabó absteniéndose respecto a la aprobación del polémico y ruinoso Ingreso Mínimo Vital después de haber cambiado de opinión al respecto varias veces en los días anteriores, en esta ocasión firma una de las peticiones para que se investigue el opaco pasado financiero de Juan Carlos I, y acaba votando en contra de su aprobación precisamente para impedir tal investigación.
En menos de una semana Vox ha vuelto a comportarse como un partido de disidencia controlada que, en el momento oportuno, acaba haciendo el juego al poder, para que todo siga igual y nada cambie. Quizás, a fuerza de repetirse hechos como éstos, algunos puedan convencerse de que quienes abandonamos Vox por motivos como los que han sucedido recientemente, lo hicimos por coherencia y no por traición ni a unos ideales ni a la nación.
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