Es tan evidente que los insultos a Vox y a sus votantes no hacen más que incrementar el número de estos que resulta también obvio que desde las huestes de la extrema izquierda se han puesto manos a la obra de forma tan virulenta a propósito, buscando dividir el voto de los conservadores un poco más, si es posible. Nunca debe olvidarse que no hubo casi nada de romántico y altruista en el 15M, solo unos cuantos despistados que, perfectamente articulados por una élite, una casta sin duda, fueron convenientemente aupados a las más altas cotas por el sorayismo más infecto y servil, ese del que Mariano tanto gustaba.
La cosa es que, tanto desde un lado como desde el otro, se pasaron de frenada en la cosa de aupar y se olvidaron de sembrarse también sus propias semillas. Echar excrementos al que queremos promocionar abona perfectamente el terreno, y tanto Podemos en su día, como Vox en estos momentos toman un protagonismo real. Protagonismo a largo plazo. Los de Iglesias se desinflan, presos de sus propias miserias, pero no acaban de desangrarse. Y no se les puede dar la puntilla todavía. Veremos que pasa con los de Absacal, cual es su techo, y cando comenzarán a perder pie. Que aun está por ver. Ya han dado muestras de que puede cometer los mismos errores que aquellos a quien tanto critican.
Mentarles a Maduro y a los ayatolás a los podemitas fue parte del mantillo que hizo germinar con fuerza a la formación morada y no ha sido hasta oírlos una y otra vez repetir sus infamias y sus mentiras cuando han ido cayendo las caretas y los votantes. En el PSOE, mientras miraban boquiabiertos incapaces de ninguna reacción coherente, más allá de resucitar fantasmas de hace 100 años. Sánchez es una indigna caricatura de sí mismo y de lo que fue en su día un partido hegemónico, pero no deja de ser el mascarón de proa más adecuado, vistas las circunstancias, para un partido hecho añicos. Así están, igualmente, los de Casado, que no saben a que carta quedarse. Por otro lado, tengo el convencimiento de que los voxistas se empeñan en crear problemas donde no los hay, y si en esto se empeñan, como se empeñaron magistralmente los de los círculos, acabarán por correr su misma suerte, tarde o temprano.
Mientras, los ciudadanos, han perdido el miedo a votar a partidos distintos, se ha roto el bipartidismo un poco más, si es que no estaba ya muerto y enterrado y, al menos en Andalucía, alguien puede levantar las alfombras 36 años después. A buen seguro mohosas y hediondas, como los EREs. Quizá el pacto se consolide de una forma más clara que en lo que a nivel nacional se refiere, donde multitud de globo sondas han copado los titulares, pero apenas dos o tres medidas reales se han llevado a cabo. Los gobiernos multicolores no son sólo mejores para los ciudadanos que los monocolores por aquello de que se controlan unos a otros, son mejores porque acaba por llegar un punto en el que colapsan y a penas pueden gobernar. Así estamos en España. Nos fue muy bien aquel año en el que ni Mariano ni Pedro consiguieron formar gobierno, sin embargo, ahora Pedro tiene que pagar muchos favores, y ya se sabe quién paga siempre en la fiesta de la democracia, querido contribuyente.
Publicada en DesdeElExilio.com