"No hay una cosa más incierta que el número de años de las señoras que se dicen de cierta edad" (Lord Byron) Lo de llevar el bolso colgado del hombro como si me lo fueran a robar, es una concesión a este blog. Pero debeis saber, queridos lectores, que un reportero nunca, bajo ningún concepto lleva encima el bolso. Es el segundo consejo estilístico que una directora me dió tras un reportaje (buena gente, las directoras).
No era fácil. Un vestido era demasiado infantil, me había pasado quitándome años. El otro, demasiado serio, en plan madre moderna que se une a la sesión de cafetería universitaria de su hija. El tercero, demasiado tacón. Recordada la lección número 1 del reportero: nunca lleves tacón. Tras un gabinete de crisis de vestuario especialmente doloroso, camisa de cuadros tipo college, short recortado que recorta también años y botas bajas y cómodas.
Rocío Bracero, entregada directora del proyecto, clavó el look college a la par que cómoda. Son muchos años a pie de calle y se le notan las tablas.
Con bolso y look college, descubrí que las cosas no habían cambiado tanto. La gente sigue haciendo tiempo en la cafetería, aunque ya no juegan al mus. Sobreviven los ligones, herederos del Jorge Sanz "Colegio Mayor", que pueden pasar años posando en los jardines de la Universidad. Y Darth Vader aún no se conseguido licenciarse.
En cuanto a mí, puedo decir con orgullo que salí airosa del trance. Nadie me pidió la paga ni oí susurrar a mis espaldas comentarios maliciosos sobre mi paso de la treintena. Prueba superada.
Sólo hay un inconveniente. Estoy inmersa en un nuevo gabinete de crisis estilístico. ¿Qué se pone una cuando vuelve a la universidad pero no al pupitre? Me debato entre el look sobrio Rottenemeier, el look campestre "Sonrisas y lágrimas" o el hippie de Julia "Verano azul". Sé lo que estáis pensando. Todos mis referentes son del siglo pasado, demasiado viejos. Os equivocais. Porque yo no soy mayor. Yo soy vintage.