Consternado aún por su muerte y por el nuevo tipo de duelo explosivo, de alud emocional, que se produce en estos tiempos de redes sociales, dos opiniones de entidad y envergadura sobresalieron para mi, fijándose en uno de los aspectos más importantes de su legado y que no se puede subestimar. Jarvis Cocker en unas declaraciones a la BBC, y Billy Bragg en una preciosa nota en su facebook, iban en la misma dirección de subrayar la libertad que desprendió una personalidad como la suya, el poder ser un raro a partir de Bowie, el triunfo del diferente, una nueva individualidad a partir de una nueva sexualidad, confundiendo con algo tan supuestamente sagrado como son los estereotipos de género. A partir de ahí se ensanchaban los caminos.
La nota de Bragg es especialmente significativa y recomiendo su lectura fervientemente. En ella cuenta su lucha de adolescente de la época del Aladdin Sane, alucinado con el impacto del artista y su música pero temeroso de las reacciones de hacer pública esta admiración, en la Inglaterra de principios de los 70´s, pues “era un gay”. No la destripo porqué es jodidamente preciosa, así que si queréis saber cómo salió de la encrucijada os la leéis.
Poner una canción de Bowie resultaría mayormente una obviedad, tan conocida como es su obra. Pero hay hueco, pues su primera etapa en el Londres mod de mediados de los sesenta siempre ha sido obviada, creo que injustamente. Es aquí en sus inicios, bajo la ideología de una subcultura individualista, rica en fundamentos culturales y contestataria respecto a la posición de la juventud, donde empieza a construir esa libertad (anécdota: con 17 años es algo así como el chico con el pelo más largo del país, que lo lleva perfectamente cuidado. Lo entrevista la BBC como presidente de la Liga Internacional para la Preservación del Filamento Animal).
Aparte, en su primera encarnación se beneficia de probablemente (quizás podríamos discutirlo con el momento New Wave) la mejor escena musical de la historia del pop. Y su papel en ella es destacable, como mod era buenísimo, y luego fue tantas cosas más. Can´t Help Thinking About Me es una oda total a llevar la contraria. El provocador título narra la historia de deshonor y vergüenza que acompaña al chico raro que no sucumbe a los encantos de la mediocridad dominante. La última estrofa narra la marcha del incomprendido. Escrita en 1965, con 18 años, adelanta lo que va a ser toda su vida creadora:
Oh, I’m on my own
I’ve got a long way to go
I hope I make it on my own
Desde luego que tenías un largo camino y que fuiste por tu cuenta, David Robert Jones.