Una tarde de domingo, un bar, un grupo de gente con el que conversar y de fondo una tele con un partido de fútbol.
Al principio no prestas atención, ves un partido y ya está. En el trancurso del tiempo y cuando la conversación puede empezar a distraer, te fijas en el televisor. Vaya, un Milán-Siena. En un primer momento crees que eso será una victoria fácil para el equipo rosonero, y que no habrá más historia. Pero hay una cosa que falla, algo que es nuevo, aunque no por ello deba sorprender.
En la banda izquierda, un jugador moreno de piel, con la boca muy grande y unos pelos raros no deja de hacer filigranas. Sí, es Ronaldinho y vuelve a estar sonriendo.
El resultado final es lo de menos. Una victoria contundente del Milán, pero lo importante es que uno de los genios del fútbol ha vuelto a recuperar la sonrisa, y eso debe preocupar a Vicente del Bosque. Si la Brasil de Kaka', Luis Fabiano, Elano, Robinho, Baptista... es de por si la selección a batir en el próximo Mundial, más lo es con un Ronaldinho en forma.
Si el carioca vuelve a reir, si vuelve hacer esas diagonales eléctricas, si de nuevo ve puerta... cuidado, porque uno de los genios del fútbol querrá demostrar a los que le habían enterrado que no estaba muerto.