No sé cómo ha sido posible este hijo, este segundo Jacob. Pero francamente, no me importa. Nos ha dado algo que nunca creímos poder volver a tener: la oportunidad de recordar lo que es el amor. Una oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos. Una oportunidad de averiguar si somos aún las personas que éramos cuando esperábamos y rezábamos porque nada malo le sucediera nunca a nuestro hijo. Una oportunidad de amar sin miedo. Una oportunidad para perdonarnos a nosotros mismos.
No le des más vueltas, Harold.
Quiérelo. Después, déjalo marchar.
Vuelven de Jason Mott