Repetimos el ritual previo a la batalla. Petate… arreos… y vámonos que nos vamos.
Siguiente paso: a Faustino. Ya venimos con la carga de hidratos hecha así que para Faustino a saludar a Mati que nos pone de comer “cositas guays”. Y con toda esa introducción, que para eso nos vamos el viernes, afrontamos la prueba el sabadito por la mañana.
Chispea. Ya estoy de los nervios. Es la primera vez que participo yo sola, sin la escolta de mis pretorianos de tomares… y tengo que enfrentarme solita a mis dudas y mis miedos. Sé que llego corta de entrenos pero llena de ganas de comerme el Homenaje y de entrar en meta. Llevo mi mochila con los ánimos de mis hermanos pretorianos, con el apoyo de mi equipo familiar, y el no menos importante de mi equipo de entreno (que me han dado sabios consejos los días previos). Y nos vamos de cabeza al país del barro. Mentalizada con que hay que pasarlo lo más rápido posible y perdiendo el menos tiempo posible. El año pasado me costó dos horas largas en pasarlo. Llevo menos miedo que el año pasado y llego a Benaoján una hora y media después de la salida. Estoy muy contenta. Así que subidón, subidón. No me olvido del bote de las sales, del bote del agua, de comer, llevo todo anotado en mi mente. “No te olvides de comer”. “No te olvides de beber”. “Recuerda alternar sales y agua”. En Benaoján miro el móvil. Oleeeee. Tengo llamada de Pepe el Bandolero. Tengo mensajes de Pepe el del carrito, de Pili (de maqueda, you know my British spirit), de Sandra. El de Sandra me llega especialmente. Ella conoce mi mente que me juega malas pasadas y me recuerda que mi yo fuerte puede con ese yo lleno de miedos. Comento brevemente cómo voy (para seguimiento Facebook y para que estén al día), como y sigo para Montejaque. Bien de ritmo. Me cruzo con Roberto, enanito verde, que se imagina que he corrido tela porque no le cuadran los tiempos que estaban previstos y que estoy rompiendo jejejejejeje. Paso Montejaque y me uno a los fantásticos de A Toda Pastilla camino de la ermita. Ellos suben mucho más rápido que yo pero yo sigo a mi ritmo. Las subidas me matan (noto la falta de entrenos), pero me recupero en llanos y bajadas. Ya creía que se había acabado el barro. Craso error!!!! El barro sigue. Cuando afronto la bajada de la ermita….oh cielos!!! Todo es barro de nuevo. Así que me armo de paciencia y vuelvo a esquiar/patinar en la bajada. Y llego al cuartel. Ya está lloviendo pero como no hace frío no me pongo el chubasquero y voy a coraza limpia (bueno y mojada).Llego al cuartel. Bien de tiempo. Reviso móvil. Vuelvo a notificar donde ando. Más mensajes de Pepe Bandolero y de Sandra. Gracias a ambos. En la soledad del Homenaje los agradecí y mucho. Y al salir del cuartel…. ¡sorpresa! más barro!!!! El caminito estrecho, angosto y embarrado. Ya las piernas empiezan a acusar el esfuerzo y me tropiezo un par de veces y aterrizo otro par de veces. Pero sigo. Y patinando, resbalando y, cuando podía, trotando, llego a Arriate.Han cambiado el recorrido. No se puede pasar por “la jungla” porque el agua va muy alta y no desvían por la parte alta de Arriate. Y al salir de Arriate…. más barro!!! y sigue lloviendo!!!! Recuerdo comentar el recorrido con Javier Rodríguez y decirme él que ésa era la parte gustosa para correr y ganar tiempo. Si tú hubieses visto el suelo, Javier. Ya no esquivo charcos, ni lodazales. Me meto por medio, a veces con el barro hasta un poco antes de la rodilla. Las Salomon con goretex se han portado muy bien, pero ya el barro me entra por todas partes. Sé que me está saliendo una ampolla en el lateral porque noto el pegotón de barro, ya seco, arañando, pero no quiero ni pararme a quitarme la “zapa”. Quiero seguir y trotar y andar a paso ligero.Y sigo, y sigo. Llego a un cruce, no me acuerdo dónde, pero iba un poco zombie. Afortunadamente, Roberto, el enanito verde, me ve venir y me dice por dónde tengo que ir. No veía ni las balizas. Me doy cuenta del estado y me paro a ver el móvil. Releo los sms de Sandra. Y me doy ánimos yo sola. No sé si me iba hablando en voz baja o en voz alta. Pero me acordaba de la marasevi, con Dani marcando objetivos cortos. Y yo me decía “¿Ves esa baliza? Ahí empezamos a correr de nuevo”. Y corría. Y cuando pasaban 6 ó 7 balizas, volvía a andar. Y me decía “Bien hecho, bien”. Ahora 4 balizas andando fuerte. Y me cantaba aquello de “Quinto levanta, tira de la manta”. Y recordaba el pasito que me enseñó Fauno por la Ruta del Agua….. y así me recuperaba. Y con esa cadencia empecé a ver Ronda… pero el barro no desaparecía ni la lluvia paraba. Esa parte se me hace eterna. Se me hizo el año pasado y se me ha hecho éste. Pero llegué a Ronda. En la entrada, llegando al Arco, me uní a dos chavales, que me dijeron “no corras, llegas bien”. Pero me preocupaba el tiempo. Me parecían estos minutos más cortos que los de la salida, y los últimos kilómetros más largos que los primeros.Y subía y subía hasta llegar al Puente Nuevo. Una voluntaria, viendo que apenas podía ya con mi alma, se ofreció a ayudarme. Le dije que yo podía sola, pero que me sacara la banderola del Proyecto 101 de la mochila. La pobre banderola estaba empapada pero pude sujetarla con los bastones para hacerla visible ya pasado el Puente Nuevo.Entrar en Ronda después de una prueba es una experiencia única. La gente se vuelca en darte ánimos. Mi gente me esperaba a la altura de la plaza de toros. Y tenía que llegar bien. Ya le prometí a Nardi en la salida que entraría con una sonrisa. Y así iba. Corriendo y sonriendo. Ví a los míos, a Hacha, a Valkiria, a Yolanda…. y llegué a meta!!!!Disfruté de la entrada con mi equipo de apoyo, que siempre me acompaña en mis aventuras, gracias por estar ahí, y del trofeo personalizado que me dieron.