Año: 2016
Editorial: Tyrannosaurus Books
Género: Relato
Coordinadores: Josué Ramos y Paulo César Ramírez
Valoración: Mejor no
Cuando hablamos de libros de relatos, especialmente si se trata de uno escrito por diferentes autores, suele pasar que hay una diferencia de calidad entre las distintas piezas. En el caso de Ácronos 4, esta diferencia es tan marcada y abrupta, destacando en cantidad los que no son tan buenos, que una no puede evitar preguntarse cómo es posible que algo así haya salido a la luz. Tras una lectura ardua, poco motivadora y que no ha podido hacérseme más cuesta arriba, solo puedo destacar dos de los relatos del libro.
En primer lugar tengo que decir, no es esto una excusa, que conozco del steampunk la estética y poco más; he leído Las puertas de Anubis pero no tengo idea alguna de tramas recurrentes, núcleos narrativos ni recursos del (sub)género. Por lo que veo en Ácronos es un género más abierto de lo que yo pensaba, pero no me queda muy claro cuáles son sus bases aún después de la lectura (aunque es cierto que en el prólogo se dicen que no todos los cuentos son steampunk al uso). Parece una antología de ciencia ficción y fantasía sin más concreción.
Advertido esto, comenzaré con los dos relatos que más me gustaron de Ácronos, porque a nadie le amarga un dulce. Los dos son cuentos que combinan una buena idea bien ejecutada con un estilo narrativo también bueno. El primero de la antología, Zugunruhe (Josué Ramos) me parece asimismo el mejor. El planteamiento es muy interesante y el desarrollo de la historia muy satisfactorio, me parece un relato muy bien construido y, a la vez, con una narración muy agradable. Mi otro favorito de la antología es Las otras aves (Héctor Gómez Herrero). Es también un relato corto bien construido, con una trama lógica y cerrada como es debido, además de contar con un universo curioso e interesante, pero lo suficientemente pequeño como para que resulte coherente. Otro que sí me pareció interesante, aunque no tan bien ejecutado como los dos anteriores, fue Los espejos del Rey Sol (Gloria T. Dauden). Una historia interesante y que sorprende dentro de los temas que trata el resto de la antología.
Lo que comento más arriba de la trama cerrada fue uno de los problemas principales que tuve con el resto de relatos de Ácronos. En la mayoría, da la sensación de asistir a la creación de una idea demasiado ambiciosa para la extensión final de la narración. A veces también es como si solo obtuviésemos un pedazo de mundo que es, nuevamente, demasiado grande para lo que nos cuentan. Es el caso, por ejemplo, de El sueño del búho rojo (Giny Valris), donde se nos sitúa en una ambientación que da el pego para una novela fantástica pero que se vuelve ilógica e incoherente al disponer de pocos datos para la comprensión del mundo presentado. Este es un problema que he encontrado en muchos otros relatos y que solo hace que molestar a la hora de encajar las distintas piezas de las obras.
El otro problema, que me parece bastante más gordo, es la total incapacidad narrativa que emana de las historias en Ácronos. Es algo generalizado: narradores redundantes a la hora de describir lugares, diálogos totalmente absurdos y, en general, muchos errores muy de principiante (comas mal puestas, por ejemplo) que solo consigue resaltar la evidente falta de esa corrección de todo tipo que a este libro le hacía falta. No puedo evitar comparar estos relatos con la inteligente construcción de mundos que había en Castillos en el aire y se me cae el alma al suelo. Cosas como Proyecto S.W.I.F.T. (Araceli Rodríguez) resultan tan difíciles de leer por este tipo de errores tan tontos que si no se tratase de un relato no creo que lo hubiese terminado nunca. Para mí, es un libro que no merece la pena y que, por supuesto, no recomiendo para nada. Salvo dos relatos, me resultó una total pérdida de tiempo.
También te puede interesar
- Varios autores: Alambre de letras
- Carlos Almira Picazo: Relatos del Universo Lejano
- Felipe R. Navarro: Hombres felices
- VVAA: Círculos infernales
- VVAA: Castillos en el aire
- Carlos Arroyo Cobos: Todo está bajo control