Ron Herron imaginó un futuro en el que las fronteras y los límites fueran abandonados en favor de un estilo de vida nómada, entre grupos de personas en todo el mundo. Inspirado por las imponentes plataformas móviles de lanzamiento de la NASA (algunos de la altura de edificios de oficinas de 40 pisos, que se mueven con serenidad por el paisaje plano), aerodeslizadores y cómics de ciencia ficción, Archigram prevé la construcción de enormes estructuras robóticas móviles, itinerantes, con su propia inteligencia, que viajen por tierra y por mar; que pueden vagar libremente por el mundo y trasladarse a cualquier lugar donde haya recursos (en previsión de una catástrofe nuclear, por ejemplo).
Al igual que muchos de los proyectos de Archigram, “The Walking City” (Ron Herron, 1964) anticipó el estilo de vida urbano, rápido, de una sociedad tecnológicamente avanzada en la que uno no tiene que estar atado a una ubicación permanente.
Las estructuras están concebidas para conectarse a los servicios públicos y redes de información en diferentes lugares, para apoyar las necesidades y deseos de las personas. Por medio de esta existencia nómada las diferentes culturas estarían en contacto constante y la información sería compartida mediante la creación de un mercado de información global, que se anticiparían más adelante en los conceptos y diseños de Archigram, como la Instant City.
Varias “ciudades caminantes” pueden interconectarse entre sí para formar grandes “metrópolis caminantes” cuando fuera necesario, y luego dispersarse cuando su poder concentrado ya no fuera necesario. Los edificios o estructuras individuales también podrían ser móviles, moviéndose siempre que su propietario quiera o necesite hacerlo.
Durante la historia han habido innumerables hechos o situaciones que se pueden asociar a esta idea o concepto de una ciudad caminante: durante la construcción del ferrocarril transcontinental de Estados Unidos, se utilizó una “ciudad móvil” la cual era conocida coloquialmente como el “infierno sobre ruedas” y consistía en un enorme tren de avanzada que transportaba las maquinarias, los recursos y el personal para la construcción de las vías férreas; además tenia servicios de restaurant, salones de ocio, entre otros. A medida que iba construyendo las vías, iba avanzando.
También encontramos este concepto plasmado en la ficción literaria: en las cuatro novelas de Philip Reeve “The hungry city chronicles”, que incluyen grandes ciudades móviles que viajan por todo el mundo, devorando unas a otras para obtener combustible y otros recursos; entre otros muchos ejemplos.
En la realidad, se lo puede asociar a varios tipos de barcos que parecen ciudades itinerantes.
“Los portaaviones son el único dispositivo moderno que se asemeja mucho a una ciudad que camina en concepto o alcance. Un portaaviones de la clase americana Nimitz, cuenta con más de seis mil miembros de la tripulación y es más de un cuarto de milla de largo. Un portaaviones podría ser considerada una ciudad para caminar cuyo principal recurso o función es la de un mantenimiento y lanzamiento de aeronaves, que se mueve al rededor del mundo en función de donde más se necesite, mientras que se detiene de vez en cuando para reabastecimiento de suministros y recursos” (Glassco, 2004)
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