Revista Opinión
A ver si afrontamos la jodida realidad de una puñetera vez:
La verdad es que el destino del mundo está en manos de unos cuantos hombres y que éstos están locos. Y que si ellos hubieran encontrado el método seguro de sobrevivir a un holocausto nuclear ya lo hubieran hecho, sólo por llegar al máximo disfrute del poder.
Pero lo peor del hombre no es su instinto asesino que ya a estas alturas de la historia es indudable, sino su ansia ilimitada de poder.
Traigo otra vez aquí la que podríamos llamar metáfora sexual, el poder, gozar del poder, es como hacerlo del sexo pero a un nivel elevado a la enésima potencia. Someter al mundo entero a nuestro deseo es algo que sólo está a nivel de Dios, es por lo tanto el placer supremo.
Y si el hombre roba, mata o se suicida por el sexo que no hará entonces por el puñetero poder.
Pero al poder se llega de varias maneras, a través del dinero o a través de las armas, de ahí el título de este post de hoy: Wall Street, la Bolsa de Nueva York, el centro capitalista del mundo, e Irán, la gran incógnita, el problema que se debate, una y otra vez, en todas las jefaturas de los servicios secretos del mundo: ¿atacamos o no atacamos a Irán?
Y este último tema se debate porque Rusia y China no le han dado un ultimatum a Usa y a Israel, como le dieran los EE.UU. a la URSS cuando la crisis de los misiles de Cuba, pero han dicho que votarán en contra si el asunto se lleva al Consejo de Seguridad de la Onu, porque es seguro que los Usa and Company lo llevarán a allí para santificar otro genocidio contra una nación que lo que hace, lo que está haciendo es lo que ellos mismos hicieron antes, fabricar la bomba nuclear.
Hemos escrito mucho todos estos últimos días sobre el cinismo del PP que no es sino el de todo el neofascismo neoliberal capitalista que nos aflige, pero hoy nos gustaría resaltar algo que parecería a todo el mundo el colmo del cinismo si el Poder no hubiera usado sus esbirros madiáticos para infectar el pensamiento de las masas: cómo los Usa que fabricaron, están fabricando y fabricarán cada día “mejores” armas atómicas amenazan con utilizarlas contra aquellos que no hacen sino lo mismo que ellos, fabricar cabezas nucleares y misiles capaces de transportarlas.
Es la famosa ley del embudo: lo ancho, para mí, lo estrecho, para ti, haz lo que yo digo pero no lo que yo hago, el colmo insuperable del cinismo y todo el mundo aplaudiendo incluso con las orejas, sin sentir ninguna clase de vergüenza. Mañana, si tengo un poco más de tiempo, y fuerzas, escribiré sobre el puñetero dinero, o sea, sobre Wall Street. Veremos