Lo más esperado de esta Semana de la Moda de París, sin duda, era el debut de Alexander Wang al frente Balenciaga.
Wang se caracteriza por prendas más sporty en su propia línea, así que era difícil imaginar como se adaptaría a una firma como Balenciaga, con tantas décadas a sus espaldas. Además había de diferenciarse de Ghesquière, su antecesor. Con todos estos "obstáculos" a sus espaldas, parecía tarea imposible.
El invierno para Wang en Balenciaga se presenta bajo líneas minimalistas, con una paleta de colores básica, donde ha triunfado el binomio blanco y negro. Siluetas definidas y elegantes con cortes limpios.
Creo que Wang ha sido coherente con la firma y su historia, no ha intentado llegar y cambiarlo todo. Ha sabido comenzar su andadura en Balenciaga, de hecho, mucho mejor de lo que yo me esperaba. Bastante mejor. Detalles por definir para siguientes colecciones quedan, pero creo que Alexander Wang lo conseguirá.