Tras una temporada limitándose a las labores de producción en proyectos diversos, Steven Spielberg regresó como director a finales de 2011 con dos películas bien diferenciadas: la recomendable Las aventuras de Tintín, adaptación al cine del cómic de Hergé con un uso rompedor de la animación basada en captura de movimiento; y el filme que hoy nos ocupa, War Horse, el salto al cine de la novela y obra de teatro homónimas de Michael Morpurgo que nos cuenta la Primera Guerra Mundial vista por una de las monturas del ejército británico.
Lo primero que llama la atención de War Horse es su protagonista, un caballo. Aunque al principio pueda parecer que la historia se centrará en Albert, pronto nos damos cuenta de que no será así, sino que los espectadores acompañaremos a Joey en su periplo por Europa y seremos testigos de las distintas tragedias que el animal presencia en compañía de sus distintos amos, que comprenden desde un oficial inglés a una niña francesa, pasando por soldados alemanes y británicos. Precisamente, puede que aquí resida uno de los puntos débiles de la película: al centrarse en la historia del caballo, el factor humano queda diluido y no se explora demasiado, quedando en el polo opuesto de producciones brillantes como Hermanos de Sangre o The Pacific.
Además, el guión de Richard Curtis (sí, el mismo de Cuatro bodas y un funeral) y de Lee Hall (Billy Elliot) se mueve entre los terrenos de la fábula de amistad y del drama bélico sin decantarse por ninguno en concreto. Si a esto le sumamos lo forzadas que resultan ciertas escenas por la música y la paleta de colores elegidas, nos encontraremos con cierto sentimentalismo exagerado que más que emocionar puede sacarnos de la historia.
No obstante, War Horse es una película destacada en el plano técnico. Spielberg recurre a trucos ingeniosos para narrar la crudeza de ciertas escenas y consigue deslumbrarnos con las secuencias de las batallas, sin duda lo más destacado del filme a pesar de que huya del hiperrealismo de Salvar al soldado Ryan o de las miniseries antes mencionadas. También hay que destacar la ambientación, el montaje, la fotografía y la banda sonora de John Williams, si bien estas dos últimas en varias escenas pecan de contribuir al sentimentalismo exagerado arriba mencionado.
Encabeza el reparto el caballo Joey, que al parecer fue uno de los equinos que intervino en Seabiscuit. Le acompaña un elenco que reúne a varias personalidades del mundo interpretativo británico, como la actriz Emily Watson, los actores David Thewlis y Eddie Marsan, el debutante Jeremy Irvine, y los cada vez más en alza Benedict Cumberbatch (Sherlock) y Tom Hiddleston (Loki), que cuentan con dos breves apariciones en esta película.
Sherlock y Loki preparados para la batalla.
Larga pero entretenida, War Horse no termina de convencer por el exagerado sentimentalismo de varias de sus escenas y por su extraña mezcla de fábula con drama bélico, si bien ofrece a los espectadores secuencias muy logradas que reafirman el talento de su director.