Revista Gente

Watchmen y Robin

Publicado el 14 agosto 2014 por Cartas A 1985 @AntonCruces

Menuda semanita para los amantes del séptimo arte. Robin Williams y Lauren Bacall en apenas 24 horas. A ver con qué noticia nos levantamos mañana, crucemos los dedos.

Lo que rondamos los cuarenta tenemos un hueco especial en nuestro corazón para Robin por muchas razones. Una de ellas es que para nosotros siempre será “El Capitán”. Estamos hartos de escucharlo, pero es cierto. ¿Acaso existe algo que dé más placer que arrancar página del libro? ¡Qué bien sienta romper las normas y más cuando se tiene a algún listillo delante!

Inspirador.

Otra de las razones por las que me da pena que Williams nos haya dejado es la bonita amistad que le unía con Christopher Reeve. Comenzaron desde abajo, compartiendo habitación en Julliard, y acabaron convertidos en estrellas. En estrellas caídas, pero deslumbrantes. De las que nunca se apagan por mucho que se mueran.

Nunca nada pudo con su amistad.

reeve

“Momentos antes de la complicada operación de recolocación del cráneo en la columna, de la que Christopher Reeve sólo tenía un 50% de posibilidades de salir con vida, Robin Williams se presentó por sorpresa en la habitación del hospital haciéndose pasar por un proctólogo ruso dispuesto a “hacer un examen rectal a Superman”, llamado Dr. Kosevich, un personaje con dificultades para hablar inglés que interpretó en la comedia Nueve meses.”

“Era un momento especialmente oscuro de mi vida y de repente abrió la puerta un tipo bajito con un gorro azul, bata quirúrgica y gafas que hablaba con acento ruso”, contó después Reeve. 

“Me reí por primera vez desde el accidente. Mi viejo amigo me ayudó a saber que, de alguna forma, todo iba a salir bien”, relató el más carismático Superman de Hollywood”

Williams nos dejó esa mirada tan suya mezcla de humor y ternura. Al parecer algo pasaba allí dentro, en los confines de su cabeza. Algo que quizás no pudo o no supo controlar. El colmo del payaso. No sé por qué la muerte de Robin me ha traído el recuerdo de una pequeña historia dentro de otra historia. Sucedía en “Watchmen”:

“Esto me recuerda a un chiste: Un hombre va al médico. Le cuenta que está deprimido. Le dice que la vida le parece dura y cruel. Dice que se siente muy solo en este mundo lleno de amenazas donde lo que nos espera es vago e incierto. El doctor le responde “El tratamiento es sencillo. El gran payaso Pagliacci se encuentra esta noche en la ciudad. Vaya a verlo. Eso lo animará”. El hombre se echa a llorar.

Y dice “Pero, doctor… yo soy Pagliacci“.

Es un buen chiste. Todo el mundo se ríe, suena un redoble y cae el telón.”

Ciao Capitán.

Salud hermanos.


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