Revista Cine
Director: Martin Rosen
Nada más ayer les escribía mis pensamientos en torno a "The Plague Dogs", segundo y último largometraje de Martin Rosen, quien debutó como director con otro filme de animación, que es el de hoy: Watership Down. Al igual que la brutal y maravillosa aventura de Rowf y Snitter, esta aventura de conejos está basado en un relato de Richard Harris, conocido -al igual que Rosen- principalmente por esta historia. Como dije en el post anterior, y lo reitero nuevamente, Watership Down carece de la potencia de "The Plague Dogs", y ni siquiera sus méritos logran elevar un poco la calidad de la historia, bastante débil en mi opinión. Es más, debo decir que quedé decepcionado.
"Watership Down" nos cuenta la historia de un grupo de conejos que vive feliz en su madriguera, que cuenta con su propia mini-sociedad. Los protagonistas son Hazel y Fiver, hermanos que acuden al jefe de la madriguera cuando Fiver tiene una visión de destrucción, y sugiere que deben abandonar el lugar. Como siempre cuando hay alguien con malas noticias, Fiver es ignorado; pero no por todos, ya que un grupo de conejos se toman en serio la visión de Fiver y dejan el lugar en busca de un lugar seguro: lo alto de una lejana montaña. De esta forma, esta es una aventura -u odisea- de un lugar A a un lugar B, y entre medio los conejos encontrarán ciertos peligros que enfrentar.
Voy a dividir este post en dos grandes aspectos a considerar del filme: la visualidad -a lo primero que me voy a referir-, y la historia y su narración. Ninguno de ellos deficientes, al contrario, la visualidad está muy bien lograda, y la historia tienen sus altos, pero los motivos de mi desazón post-visionado los hallarán en las siguientes líneas.
El gran logro que tiene Watership Down es su muy bien lograda estética y animación, bastante peculiar y con un halo de incomodidad que incomoda -valga la redundancia- constantemente al espectador. Pero lo más importante es que recuerda directamente a esa corriente artística que se destacó especialmente en la pintura llamada impresionismo. Con tan sólo una mirada se puede notar el uso de llamativos colores y especial composición. El rol de la luz y la oscuridad, la naturaleza envolvente que funciona como el hogar de los conejos, son lugares potenciados por esta estética impresionista. Para serles sincero, el impresionismo no me impresiona mucho, pero admito que está bastante bien, y en este filme no tengo nada que objetarle. Bien de principio a fin -la secuencia que da inicio al filme, que narra el mito de los conejos, me parece muy buena-.Me parece importante destacar también esas secuencias de pesadilla que me recuerdan al expresionismo alemán. Si bien son sólo un par de secuencias, la estética expresionista potencia el momento que se está narrando, como cuando un conejo cuenta la destrucción de la que fue testigo.Lo reitero nuevamente, el aspecto visual del filme es impecable, y es una apuesta de la cual el equipo realizador no sale derrotado.
Ahora pasemos al ámbito narrativo del filme, y a la historia per se, que es lo que más me mantiene frío. Como mencioné anteriormente, todo el filme consta de su propia mitología. Los conejos tienen sus dioses, sus inicios, explicaciones primigenias, etc. Es un elemento interesante, que logra un buen punto de partida que, por desgracia, luego se diluye.La historia sobre la búsqueda de una "tierra prometida" o "sagrada" de estos conejos carece de mayor interés, y recurre a contar algunas tramas que surgen en el camino para mantener cierto ritmo que, en primera instancia parece dinámico, pero termina por ser cansino. El inicio es la huida del lugar malo, luego el viaje al lugar bueno, entre medio tienen que salvar a algunos, y luego hace aparición el villano que es un conejo de una maldad desaforada.
Es inevitable para mi hacer comparaciones con el filme posterior de Rosen, "The Plague Dogs". La aventura de los dos perros no tiene tantos conflictos como el filme de los conejos, pero a lo largo de su metraje mantiene una tensión inherente al propio relato y su potente discurso. En el de hoy pueden conocer infinidad de villanos, pero no deja de ser una aventurilla que necesita acontecimientos para no debilitarse y caer. En este sentido, no cae, pero se nota mucho el esfuerzo que, ante mis ojos, resulta infructuoso.
Me consta que la historia de este filme contiene metáforas sobre la humanidad y la naturaleza. De hecho es bastante notorio, hay una sociedad de conejos totalitaria. Claramente todos esos elementos constituyen una crítica a ciertas conductas humanas subyacentes en las desventuras de estos conejos. Pero esta es una lectura mía solamente -recuerden que, con respecto a "The Plague Dogs", Rosen dijo que era sólo una aventura, contra la extensa lectura que de mi nació-.
Esta es una fábula que parece ser, en primera instancia, infantil. Pero el tratamiento que tiene hace de este un relato de violencia y horrores -para los conejos-. Puede que su estética sea muy bonita e impresionista, pero los enfrentamientos entre conejos son sangrientos, violentos, y escabrosos. Da la impresión que el equipo se regodea con imágenes de conejos descuartizados. No es que me queje, pero "The Plague Dogs" me parece más brutal sin ser más sangriento ni "brutal death". La fuerza está en los hechos y en el efecto en el espectador.
En fin, un relato bastante disociado entre su estética que apela a la belleza celestial, y los hechos violentos que intentan mostrar que debajo de toda superficie subyacen males capaces de arruinar la paz. Entiendo el punto, pero nadie se puso de acuerdo en como lograr presentarlo mejor. No luce como una metáfora de la relación de la humanidad con el mundo, sólo es un cuento de conejos que ocasionalmente se muerden el cuello y la sangre brota.
Me quedo con "The Plague Dogs", sin ninguna duda. "Watership Down" me gusta menos cada vez que pienso en él.