Revista Historia

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Por Ireneu @ireneuc
Reseña Si tu me dices ven lo dejo todo... pero dime ven
Libro: Si tu me dices ven lo dejo todo... pero dime ven
Autor: Albert Espinosa
Editorial: Plaza & Janes Editores
ISBN: 9786073106634

El terremoto, detectado a unos 30 kms de profundidad y a unos 30 kms al este de Wellington, fue sentido con mayor o menor intensidad en toda Nueva Zelanda, alcanzando una magnitud de 8.2 en la escala de Richter y 10 grados en la escala de intensidad de Mercalli, que llega hasta 12. Si el famoso terremoto de Kobe (Japón) en 1995 -en que se vinieron abajo hasta las autopistas- fue de 7.2, ya podemos imaginar que algo grande pasó.
Nueva Zelanda se encuentra en la zona de contacto entre la Placa Australiana y la Placa del Pacífico, por lo que la zona, la verdad sea dicha, muy estable -sísmicamente hablando- no es que sea, y si bien no llega ni de lejos a tener la problemática con los terremotos de Japón, en este caso se puso en movimiento la llamada falla de Wairarapa... ¡y cómo lo hizo!

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Antiguo lecho marino

Esta falla, como consecuencia del terremoto y las 250 réplicas -algunas de grado 5- que se sucedieron en las siguientes 11 horas, se desplazó entre 12 y 18 metros de forma horizontal al menos durante 140 kms de su recorrido, elevando una porción de 5000 km2 (similar a la superficie de Cantabria) hasta 6 m. Este levantamiento, que significó la liberación de una cantidad inimaginable de energía se reflejó en la costa, la cual quedó totalmente irreconocible al elevarse la linea de playa 2.70 metros respecto la linea de costa anterior, y dej Año: 2011
No. de páginas: 208
Sinopsis:  
Dani se dedica a buscar niños desaparecidos. En el mismo instante en que su pareja hace las maletas para abandonarle, recibe la llamada de teléfono de un padre que, desesperado, le pide ayuda. El caso le conducirá a Capri, lugar en el que afloraráándola totalmente colgada. Y no fue todo.

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Las bandas son antiguas playas

El súbito levantamiento de la corteza terrestre provocó que la masa de agua que quedaba encerrada dentro de la bahía de Wellington Harbor, al verse violentamente meneada, sufrió igual que si moviéramos una palangana con agua: empezó a bambolear. Ello hizo que mareas de hasta 4 metros de altura subieran y bajaran cada 20 minutos durante 24 horas, dejando la marea diaria en una mera anécdota sin importancia y dejando, al día siguiente, todas las playas llenas de peces muertos. Este efecto "bañera", se produjo también en numerosos lagos de la zona que se vieron afectados por el movimiento.

n recuerdos de su niñez y de los dos personajes que marcaron su vida: el Sr. Martin y George. El reencuentro con el pasado llevará a Dani a reflexionar sobre su vida, sobre la historia de amor con su pareja y sobre las cosas que realmente importan
Mi opinión:
Bien leyendo la sinopsis pueden darse una idea bastante acercada de lo que trata el libro ya que por así decirlo en ella esta resumido todo. Aunque con este comentario quizá piensen que no me gusto para nada la lectura pero he de decir que es bastante entretenida aparte de que se lee muy fácil y rápido, esta llena de unas frases muy bonitas de esas que te hacen reflexionar.
"Y no dije nada, porque cuando llevas años aceptando que tu vida es lo que te pasa y no lo que originas… Pues lamentablemente te acabas acostumbrando."

Y con esta frase del libro se podría decir que inicia la historia ya que nuestro protagonista Dani empieza recordando esta conversación en la que lo lleva a rememorar los sucesos que transcurrieron hasta ese momento. Dani una persona de 40 años que se dedica a encontrar niños perdidos, le llega un caso que incumple todas las reglas que el se ha puesto para decidir si aceptar un caso o no, pero al tener ya problemas con su esposa y esta en ese instante lo deja, es como decide aceptar el caso ya que quiere alejarse de ahí. Y por medio de los recuerdos que va narrando podemos ir conociendo como fue su vida, los hechos que lo marcaron, las personas que conoció y como de una u otra manera le dieron alguna enseñanza, también sabremos los motivos de su crisis emocional. Conforme vas avanzando el libro puedes darte cuenta de que Dani poco a poco va encontrándose a si mismo y recordando los buenos consejos que le dieron en ciertas ocasiones dos personas que marcaron su vida, y gracias a estos consejos el busca salir adelante.
Me fascina cuando el cerebro ordena inconscientemente a la mano y repite los pensamientos que el corazón expresa, pero que no han sido dichos en voz alta.

Mi calificación: 3/5
Como ya he dicho es un libro entretenido que se lee muy rápido y tiene frases muy lindas, así 

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Zona de Wellington

Wellington, también fue perjudicado por el ascenso de la tierra, ya que salieron a la superficie los fondos marinos de una cala cercana a la ciudad y que, en un principio estaba pensada utilizar como fondeadero para barcos en medio de una zona urbanizable al estilo Empuriabrava. Al salir del agua, evidentemente, todo ello se fue al traste y posteriormente se utilizó para instalar en ella el campo de cricket del Basin Reserve y una extensa zona residencial. El tocho, ante todo, claro.

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Desprendimiento de 1855

Desprendimientos colosales, grietas abiertas de hasta tres metros de ancho y seis de profundidad durante centenares de metros, emanaciones de agua y arena a presión y 52.000 km2 afectados por las deformaciones de la corteza terrestre en la zona (mayor que la superficie de Aragón), acompañaron aquellos 50 segundos aciagos que si bien no dejaron muchas víctimas humanas, deformaron absolutamente aquella parte de las antípodas.

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Christchurch (NZ) 2012

La energía que desprenden los terremotos en una fracción de segundo es inconmensurable y harto conocemos las secuelas que podría comportar incluso en zonas tan poco sísmicas como la nuestra (ver Sant Celoni 1927, un terremoto a las puertas de Barcelona). Sin embargo, la memoria histórica si algo tiene es que es extremadamente volátil y más aún si afecta a intereses especulativos y de construcción, y si bien en Nueva Zelanda hubieron pocas bajas gracias a la precaución de construir casas bajas y de madera debido a pequeños terremotos anteriores, años después lo olvidaron de tal forma que hasta el 1926, con tal de construir, se decía que los terremotos eran cosa de investigación científica y no de alarma.
En 1929 y 1931 hubieron sendos de 7.5 grados. Los "kiwis" ya han aprendido
...por aquí, lloraremos.

 

Wellington 1855, el terremoto que emuló a la Atlántida

Los terremotos tienen una energía impresionante (NZ, 2012)

 


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