Lociones con arsénico durante la época victoriana y la era posterior a la Guerra Civil se pusieron muy de moda entre las mujeres porque, se decía, ayudaba a conseguir una tez clara y pálida. En los envases de estos productos podía leerse: ‘Seguro, absolutamente inofensivo’.
La forma en que estas mujeres lograron la palidez o el aspecto enfermizo y pálido a menudo fue mediante el uso de arsénico. ‘Las obleas de arsénico que se consumían también estaban presentes en jabones y polvos, las sombras de ojos a menudo contenían mercurio y plomo’, afirman en Wellness Beauty, Centro de estética en la Puerta del Sol de Madrid.
‘Además, las pupilas grandes eran un rasgo deseado en ese entonces. Se comercializaron gotas para los ojos para dilatar las pupilas, aunque su uso a menudo conducía a la ceguera. El plomo se usó directamente en la piel a través de una almohadilla de aluminio para tratar las espinillas y otras irregularidades, hábito que en ocasiones puede incluso conducir a la muerte’, continúan.
Todos estos rituales cosméticos parecen absurdos en la actualidad, pero si examinamos nuestra propia era, la belleza en nuestros días se acerca a un nivel similar de toxicidad.
‘Hoy día se comercializan productos químicos con ftalatos, parabenos, polvos de talco, nanopartículas, formaldehído, acetato de plomo, alquitrán de hulla, filtros ultravioleta como octilmetoxicinamato y 4-metilbenxilideno alcanfor, triclosán, resorcinol, toulene, hidroxianisol butilado (BHA) y muchos otros’, afirman en Wellness Beauty.
Además de estos químicos tóxicos presentes en los cosméticos, la industria de la cirugía plástica impulsa el uso generalizado de toxinas promovidas por celebridades para paralizar los músculos en la cara para que parezcan menos arrugados.
‘Botox es el nombre comercial de la toxina botulínica, una proteína neurotóxica producida por la bacteria clostridium botulinum. Otras toxinas botulínicas también incluyen Dysport, Bocouture o Myobloc. El uso de estos productos podría causar la muerte y la insuficiencia respiratoria, pero según sus sitios web, más de 6 millones de tratamientos con toxina botulínica se administran cada año. También se ha estipulado que la inyección de estas toxinas está relacionada con enfermedades autoinmunes’, avisan.
Aunque tanto la Inglaterra victoriana como nuestra propia época tienen su historial de tratamientos de belleza tóxicos, también existe, en un nivel paralelo, una conciencia y un retorno a los productos naturales.
‘En Wellness Beauty todos nuestros productos de belleza y tratamientos son naturales y nos preocupamos de que nuestros tratamientos sean completamente beneficiosos para la piel y el organismo de nuestros clientes. Y en nuestro blog, cada semana publicamos consejos de belleza que nuestros seguidores pueden llevar a cabo para mejorar su salud y apariencia. Esperamos que, poco a poco, la población adquiera conciencia sobre la peligrosidad de diversos productos y tratamientos’, terminan.