Muchos no han podido ni podrán cobrar las remesas familiares enviadas a través de las sucursales habaneras de la Western Union. Algunas oficinas permanecen afectadas por el huracán Irma, otras no tienen conexión, y ninguna parece con intenciones de extender su horario en función de la necesidad del público.
A las tres y media de la tarde en la Western Union de Carlos III habían recogido 50 carnés de identidad y aín quedaban sin ser atendidos aproximadamente otras 50 personas más. Al inicio de la cola, controlada por la policía, llegaban mujeres con niños, embarazadas y el que creyera que podría resolver con “muela”, dijo una mujer que esperaba cobrar su dinero.
“Esto está así desde que pasó el ciclón”, comenta una dependiente del café que queda en la puerta contigua a la empresa, y agrega: “Ayer estuvieron hasta las 8 de la noche”, pero hoy según el funcionario de la Western no sería igual.
Y responde a todo el que pregunte, “si antes de que llegue la hora de cerrar terminamos con estos carnets, entonces recogemos otros”, y explica más, “también depende de si alcanza el dinero o si no se va la conexión”.
Un cubanoamericano dice estar desde la 10 de la mañana esperando, y no se limita en contar su situación: “Tengo que cobrar 2000 dólares. Si no, me botan del hotel en que me estoy quedando”.
“Basta de pasar mujeres con niños”, dice la policía encargada de la cola, y comparte sus sospechas con los primeros: “Yo creo que están viniendo con niños que no son suyos para salir más rápido”, pero no tiene explicación para no “resolverle” a la embarazada que le pidió ayuda y de la que la gente tampoco se condolió.
“Hay gente hasta de Santa Fe”, dice una de las últimas. “No hay conexión en casi ningún lugar”. La mayoría de los que esperan son centrohabaneros a los que el huracán no perdonó pese a tener algunos el cuello lleno de prendas.
La oficina situada en los bajos de la tienda Yumurí, esquina Reina y Belascoaín, a las cuatro de la tarde también había recogido los carnés de algunos usuarios. “No pretendemos dar más servicios después de las 5 y media, que es cuando cerramos”, son las cuentas que da la señora que han puesto a atender al público. “Usted está en todo su derecho; pero ya sabe, puede que pierda su tiempo”.
Mientras, otras oficinas no brindaron el servicio porque “no tenían conexión” o porque “no tenían dinero”.
“¿Cómo se pueden dar el lujo de no tener dinero?”, se pregunta Eva, quien dice ser vecina del Vedado y que necesita cobrar su dinero porque “el agua me llegó aquí”, y se señala el pecho. “No tuve gas hasta el otro día y lo que es peor: no tengo ánimo para limpiar aún”.
Eva intentó cobrar su dinero en la Western del Focsa y encontró un cartel que decía, entre otras cosas, “no hay conexión”.
Las remesas familiares son, desde hace años, uno de los principales entradas en la economía casera cubana.
En lo que coinciden todos los consultados es en que “el Gobierno” debió “preveer” que después de Irma, “los de uno se preocuparían y al menos mandarían dinero para sobrellevar la cosa”, dice alguien de la cola de Carlos III, y concluye: “…pero si no previeron otras cosas qué se puede esperar para esto, que es un dinero que no les duele, aunque cobren su parte”.
Con información de Cubanet.
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