Lo más raro del caso es que el anuncio incluye que se intentará monetizar la aplicación ofreciendo servicios de mensajería instantánea a empresas. Eso puede querer decir dos cosas: o nos van a bombardear el teléfono con anuncios o Facebook tiene guardado un as en la manga que nadie conoce.
La realidad es que muy poca gente realizaba el pago. Se limitaba a reinstalar la aplicación o a aplicar los trucos de los centenares de miles de páginas que salieron hace un par de años para saltarse el pago. No tenía sentido, más allá de demostrar (a Facebook) que existía un modelo de negocio detrás de todo aquello. No existía. El modelo se basaba en crecer y crecer y pasarle el problema al un tercero.
En este caso, el "tercero" fue una empresa de gran calado: Facebook tiene muy claro cómo se hundió MySpace en pocos meses y entró en pánico al ver como Whatsapp se hacía con la mensajería instantánea después de que ellos se hubiesen llevado por delante al Messenger de Microsoft. El resurgir de esa mensajería podía robar mucho uso a las redes sociales.
Pero el anuncio no puede ser más inoportuno. Me imagino a miles de empresas de marketing (o lo que quiera decir eso) pensando ya... y preparándose para lanzar campañas criminales contra todo lo que se mueva en plan "si no estás en WhtasApp no existes".
Esto parece aterrador. Porque sí que tiene sentido (y mucho) utilizar un servicio de mensajería instantánea para la comunicación con los clientes. Muchas empresas lo utilizan ya de manera informal. Pero el día en que todos se lancen a por ello se convertirá en una guerra de captar números, crear contactos y lanzar publicidad. Algo como aquel "buenos días a todos!" de las páginas de fans en Facebook a las 9 de la mañana que aparecían vitoreados con una docena de "megustas" un ratito después.
Mucho nos quejamos entonces de que nuestras publicaciones en la red social perdían cada vez más fuerza y el número de personas alcanzadas se iba muy por debajo del 20% del total de fans; que por otro lado, tampoco nos preocupaba mucho que fueran reales o ficticios... el caso es que fueran muchos.
No fue Facebook quien nos abandonó entonces; sino nosotros los que dejamos de lado lo que sabíamos (o creíamos saber) es busca de una falsa capacidad de "alcance" entre los miembros de un grupo a los que poco o nada les importaba lo que compartíamos con ellos.
No nos engañemos: haciendo las cosas bien y aún a día de hoy, Facebook (y twitter o instagram) funcionan muy bien como medios de difusión.
¿Qué podemos hacer mal si ahora aplicamos lo hecho entonces a WhatsApp?Pues un poco de lo mismo:
- Pensar que funciona como un tablón de anuncios
- Errores en la segmentación del público
- Problemas a la hora de saber qué tipo de contenidos compartir
Sinceramente, no veo a WhatsApp mucho más allá de un servicio de valor añadido en la atención del cliente; tanto comercial como post-venta. Una suerte de "Línea 900" actualizada, más barata para la empresa, por supuesto; y con la ventaja de no exigir total sincronía que ofrece la comunicación por mensajería.
Por favor: "No Publi por WhatsApp". O luego no digáis que no avisé.