Revista Comunicación
Durante las últimas semanas mis amigos y conocidos no hacían más que pasarme mensajes mostrándome su malestar por el repentino cambio de estrategia de precios de WhatsApp. Repentinamente esta compañía anuncio que cobraría sobre su servicio en terminales Android, Windows Phone y BlackBerry. Y como mis amigos y conocidos habrán reaccionado los 150 millones de usuarios de la aplicación. En un principio la compañía ha dado marcha atrás y a los pocos días de la in habilitación de la aplicación, los usuarios de Whatsapp han podido ver como se ha actualizado automáticamente, sin necesidad de efectuar el pago.
El nuevo modelo de negocio de la compañía es ofrecer un servicio gratuito el primer año y una renovación del servicio anual que costaría un dólar por año. Una estrategia de precios bien diferente que la actual, que cobraba un poco menos de un dólar por la aplicación. Inicialmente pensé que WhatsApp era un negocio Freemiun, que funcionaba ofreciendo servicios básicos gratuitos, mientras que cobraba por otros más avanzados o especiales, pero no es así. Su modelo se basaba en cobrar por descargar la aplicación (iphone).
Whatsapp fue la aplicación de mensajería que tomo al mundo por sorpresa y que consiguió tumbar el uso de los mensajes de texo (SMS), pero el mero hecho de tener ciento cincuenta millones de usuarios nos le permite repentinamente cambiar su estrategia de precios. La estrategia le puede salir bien a WhatsApp, pero también corre sus riesgos. Y es que ya han aparecido competidores que, sabiendo de las intenciones de WhatsApp, se apresuraron a lanzar servicios similares (especialmente Line). Si hubiera cobrado desde el principio a partir del primer año, las cosas serían diferentes, pero dan imagen de no tener claro lo que quieren; ahora te digo que pagues… ahora te lo renuevo gratis…ahora que ya tengo gente te lo hago pagar…., ahora me retracto porque la gente se queja. ¿tienen claro que es lo que quieren hacer?