La música tiene propiedades espaciales: por ello en la bienal de arquitectura de Venecia también estaba presente.
12 grupos de 5 altavoces se colocaban en forma casi circular en una de las salas del Arsenal, en el centro dos bancos de hormigón. De cada altavoz salía una voz. Un coro cuyas voces eran totalmente distinguibles te teletransportaba de aquella sala de ladrillo con un tono de abandono a otro sitio, quizá con otras dimensiones y otros materiales. Las ondas musicales cambiaban también la luz del lugar, su tono, su color….
¿Se puede hacer arquitectura con música?
la propuesta es de la artista canadiense Janet Cardiff