Aprovecho el título de este reconocido documental sobre la personalidad y el activismo de Muhammad Alí, el boxeador y activista Cassius Clay, porque resume perfectamente el espíritu de algunas reflexiones que se hacen a mi alrededor. “Cuando éramos reyes”, cuando nos iba bien, cuando no nos hacían daño los excesos, cuando nos reíamos sin saber el motivo, cuando nos sentíamos en la cúspide de la pirámide…
Y precisamente este documental sobre el activismo de Alí; sobre su azarosa vida; su antimilitarismo en los años 60 y 70 en Estados Unidos; su irrefrenable capacidad para ser un bocazas; su mito como boxeador, más encajador que bestias del puño como George Foreman; crítico con la autocreencia de la supremacía estadounidense… Todo eso demuestra que los grandes personajes, ni siquiera señalo el término ídolo, que han salpicado el pasado siglo XX son los que demuestran esa humildad de ser seres humanos. Puede parecer que esta frase recién taladrada mediante el teclado del ordenador no sea la más apropiada para el historial pugilístico de Alí, pero su grandeza está en lo pequeño que se volvía cuando se bajaba del ring o se apagaban los focos de las ruedas de prensa.
A más de uno, de nuestros personajillos, esos que pueblan la actualidad española e incluso canaria, que salen como las setas después de la lluvia en el monte en otoño; a muchos de ellos les recetaba una dosis de humildad por vía intravenosa, de carácter genérico y pasando por la Seguridad Social. Empiecen el 2012 situándose en quienes son como personas, en qué coordenadas se mueven sus confianzas, amistades… y traten de ser consecuentes con su vida, con sus pensamientos, con su activismo… todo no vale para sobrevivir.