Un joven estudiante de música es reclutado por uno de los profesores del conservatorio para que acuda a su clase y sustituya al batería. En la clase se dará cuenta de que la terrible fama que arrastra el profesor está más que justificada.
Todo el mundo coincide en describir a "Whiplash" como una mezcla de dos producciones que han quedado grabadas en la memoria colectiva: una es la popular serie ochentera "Fama", y la otra es la controvertida La Chaqueta Metálica (1987). Los paralelismos con estos referentes son obvios desde el inicio de la película. De "Fama" tenemos el conservatorio de música donde se desarrolla la trama, y el recordado leit motiv de la serie: "la fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar". De la portentosa obra de Kubrick tenemos al personaje del profesor/instructor cuyos métodos son absolutamente desmedidos.
El problema viene al mezclar estos dos elementos en apariencia tan distintos, y hacer que cuajen bien. "Whiplash" tiene su mérito al conseguir que todo quede bien compactado, aunque ciertamente presenta algunas fisuras. La película juega sus bazas al mostrarnos el brutal enfrentamiento entre el alumno abnegado y sacrificado, y el profesor que tiene una disciplina de trabajo casi enfermiza y que roza la psicopatía. Los mejores momentos de la cinta vienen dados por ese constante toma y daca entre los dos, y por la portentosa interpretación de los dos actores principales.
J.K. Simmons nos regala un personaje inolvidable por su crudeza y su lenguaje despiadado, llegando a alcanzar una intensidad que se sale de lo común. Su nominación a Globos de oro y Oscars era inevitable, y totalmente justa. Pero es que el joven Miles Teller también borda su papel como la otra cara de la moneda, siendo la víctima que a pesar de todo no se rinde y termina plantando cara a su némesis. El final de la película es memorable, con la "lucha" final entre ambos contendientes totalmente desatados y con un nivel interpretativo realmente salvaje.
Pero como decía antes, hay algunas fisuras que impiden que la película sea redonda. En primer lugar, la trama termina resultando demasiado forzada, con algunas situaciones que se antojan demasiado inverosímiles. Algunas reacciones de los personajes están demasiado exageradas, y hay algún momento de la trama metido con calzador para incrementar la tensión, pero que realmente no pinta nada. Además, la "historia de amor" se debería haber quedado en la sala de montaje, ya que sobra totalmente y no aporta absolutamente nada. Se intenta usar como conflicto para el personaje principal, pero se queda en nada y está totalmente desaprovechado.
Una pena estos errores que impiden que la película sea perfecta, pero aún así el joven director Damien Chazelle consigue una película notable en la que no nos aburrimos en ningún momento. Merece la pena darle un visionado y sobre todo disfrutar con las interpretaciones de los dos actores principales. Y por cierto, la música que suena durante toda la película es una auténtica gozada.
Mi nota: 6,5