Revista Cine
Directora: Elizabeth Wood
"White Girl" es de esas películas con las que te encuentras y recuerdas de inmediato que, en algún lugar de la web, alguien la vio en varios festivales y señaló que fue muy bien recibida sobre todo por su "perturbadora propuesta", por lo que uno se queda con la disyuntiva de si creer en las palabras de la persona o dar por hecho que estaba exagerando y/o haciéndose el sabiondo. Como sea, la curiosidad está instalada, y creo que "White Girl" sí vale la pena el visionado, aunque para ello tengan que esperar varios minutos, miren que el inicio es bastante malo. Pero eso viene después del salto; mejor no nos adelantemos a los hechos, de lo contrario corremos el riesgo de hacer el ridículo.
En efecto, en un inicio "White Girl" parece la típica e insoportable película sobre la desenfrenada juventud en donde toda la acción consiste básicamente en ir de fiesta en fiesta tomando drogas y teniendo sexo con quien se cruce en el camino, es decir, una vida bastante aburrida. Nuestra protagonista es Leah, una chica que junto a su amiga de la universidad se muda a un barrio de cuidado (supongo que se habrán aburrido de los departamentos que ofrecen las universidades) en donde conoce a unos traficantes de drogas que se convierten en sus mejores amigos, lo que le permite aún más acceso a drogas y "diversión", que es lo único que le importa. Demás está decir que la chica tiene un jefe que también se droga y que también tiene sexo con ella, por lo que la variedad de escenas y/o temáticas es abrumadora... No obstante, el verdadero problema era que la directora no demostraba auténtica intención o propósito con su película, simplemente "construir" un inane e iterativo retrato de cierta juventud adicta a cualquier cosa que les vuele la cabeza. Así, sin conflictos reales ni trama o indicio de relato ni mucho menos personajes creíbles y convincentes, "White Girl" prometía ser la enésima y descafeinada película de adolescentes descarriados que llegan siendo adictos a lo que sea y terminan siendo adictos a lo que sea (es decir, cero conflicto: no hay dudas, no hay cuestionamientos, no hay crisis, no hay nada); peor aún, la directora no demostraba visión, punto de vista. Esto último aumenta con creces cuando el relato se pone bueno y, además, éste adquiere propósito, una dirección, un conflicto dramático que le insufla interés y potencia al entuerto, ahora con un asfixiante sentido de urgencia, inquietante atmósfera y aún más amenazantes personajes.
Resulta que el novio de la chica se mete en problemas y ella, con tal de salvarlo, decide pasar un auténtico infierno para llevar a cabo su misión. En este momento (¡bum!, de un instante a otro: genial escena) "White Girl" deja su desenfreno poser y pasa a ser una película con cuerpo, con consistencia, con un relato decididamente decadente en el cual, por fin, la conducta de la chica adquiere sentido, o quizás todo lo contrario, pero al menos algo transmite. Y es que es impactante que una chica metida en los problemas suyos decida, de todas formas, ahogarse de fiesta en fiesta y de droga en droga... en serio, ahora que hay conflicto, esa adicción y autodestrucción suya deja de ser gratuita y se convierte en un desesperado y agónico grito de ayuda, un fútil y efímero escape de la terrible realidad que la embarga... gritos que llegan a oídos sordos y escapes que conducen a callejones sin salida. Incapaz de librarse de la pesadillesca espiral de excesos y violencia que la consume lenta y dolorosamente, es la vida la que abusa de esta muchacha y no al revés: una verdad dura pero cierta, la puta injusticia. Un verdadero infierno el que pasa esta chica, insisto, rodado con pulso y personalidad, con crudeza y estilizado realismo. En cierta forma me recuerda a "Hyena", aunque ésta es ciertamente más compleja y agobiante.
Todo lo que necesitaba la directora era un conflicto y no esa vacua pretensión de mostrar la realidad "tal cual es", falacia en la que se refugian mediocres directores que no saben ni qué decir ni que mirar. No es el caso de Elizabeth Wood, que poco a poco va ganando fuerza y personalidad, y que nos deja interesados en su recién temprana carrera. Como dato inservible: el guardia calvo de "Orange is the new black" también aparece en ésta haciendo de guardia de prisión... calvo. El otro dato es que white girl no hace alusión necesariamente al color de piel de la protagonista, sino a la forma en que en ciertos círculos se refieren a la cocaína.
Yo que ustedes le doy una oportunidad a "White Girl", aunque también aconsejo bastante paciencia. Al final valdrá la pena, vaya que sí.