Revista Cultura y Ocio

Whitley Strieber. Gato Mágico

Publicado el 01 febrero 2019 por Tomas

Whitley Strieber es un autor peculiar. Es alguien que afirma haber sido abducido por extraterrestres, que cree en el fin de los tiempos por supuestas conexiones entre el libro del Apocalipsis y las profecías mayas y que tiene un podcast semanal sobre sucesos paranormales. Sería fácil imaginárselo con un gorro de papel de aluminio si no fuera porque todo podría ser parte -o no- de una enorme humorada.

Gato Mágico ( Catmagic) se publicó en 1986, en supuesta coautoría con Jonathan Barry, un brujo practicante de la wicca. Más tarde Strieber reconoció que Barry no existía y él era el único autor de la novela. Con maniobras así, no es descartable que la propia vida de Whitley Strieber sea su gran novela, y sus contactos con "los visitantes" y sus creencias milenaristas no sean más que atrezzo para otorgar un extra de veracidad a sus libros. Quién sabe.

Whitley Strieber. Gato Mágico

Gato Mágico fue editada en España por Vidorama/Ágata, lo que es garantía de portadas a lo giallo y de aire inconfundible a serie B. Su selección de títulos fue una mina para los aficionados a la literatura de géneros, y aquí vamos a ver una historia que combina el terror y la fantasía con ramalazos de ciencia-ficción.

Toda la acción transcurre en una diminuta localidad de Nueva Jersey -EEUU- llamada Maywell. Una típica pequeña población rural, tranquila y anclada en el pasado. Tiene una universidad de tercera categoría y una comunidad de brujas, lo cual no parece extrañar a nadie. Esta comunidad es un microcosmos, una sociedad en sí misma con sus propias normas y leyes. La relación entre la comunidad brujeril y el resto de Maywell es cordial, y a nadie le importa que su pareja y/o sus hijos se marchen de casa para ingresar en ella, se cambien de nombre y vivan en comuna.

Al frente de la comunidad está Constance Collier, una mujer mayor, autora de libros infantiles muy populares. Constance financia a George Walker, un científico bastante atormentado, para que experimente con la resurrección. Esto nos va a dejar escenas a lo Herbert West, reanimador que están entre los mejores momentos de la novela.

George tiene una sobrina, Amanda, protagonista de la historia. Oriunda de Maywell, regresa a la localidad a petición de Constance, para ilustrar sus libros. Pero pronto veremos que esto era una excusa para un cometido de mayor entidad que la bruja le tiene reservado.

Como villano tenemos a Simón Pierce, un predicador fundamentalista, titular de una secta cristiana bastante oscura, y con un pasado igualmente turbio.

Y tenemos al gato. Tom, como le conocen algunos. Un elemento que viene y va a su antojo por el escenario, un ser entre lo tangible y lo sobrenatural cuyos actos no siempre son explicables.

Whitley Strieber. Gato Mágico


Gato Mágico tiene una estructura algo más compleja de lo habitual en este tipo de novelas. Abre muchas subtramas y da bastantes vueltas sobre distintas ideas, como el gato que se pasea a su antojo por las páginas sin que su papel quede claro hasta bien avanzada la obra. Esto provoca que el arranque de la historia sea un tanto lento y confuso.

Withley Strieber introduce demasiados elementos: hadas, leyendas como el Rey de los gatos, experimentos científicos enfermizos, wicca, experiencias extracorpóreas, memoria de vidas pasadas, viajes al infierno de inspiración dantesca... y el resultado es un relato intenso pero farragoso, que por momentos parece dejar hilos sueltos.

También se hace algo empalagosa la comunidad brujeril de Maywell, con sus creencias New Age de neopaganismo, comunión con la Tierra, sabiduría ancestral y demás.

Los mejores elementos de Gato Mágico vienen de mano del paroxismo. George parece una caricatura del prototipo de científico loco. Su santuario del sótano es hipnótico, como sus sesiones de autolesión, con un punto gore muy incómodo, muy visual. Simón Pierce es un villano espléndido, con toda la exageración de su fanatismo y de sus pecados del pasado que lo mortifican y le otorgan patetismo. Es decir, que un punto fuerte de la novela son sus personajes más hiperbólicos.

A destacar también todo el apartado del Infierno, que se muestra como algo personal, como una experiencia única y diferente para cada uno. Los pasajes infernales son los más logrados a nivel literario.

Una tercera idea curiosa es la relativa a la reencarnación y a la memoria regresiva de las brujas, que implica a Lady Marian, personaje pagano del folclore inglés siempre vinculada a Robin Hood, y a una sacerdotisa primitiva llamada Moom, uno de los personajes más pintorescos de la novela.

Por no mencionar al gato

Podría decirse que Tom, el gato, es un ejemplo perfecto de lo que es Gato Mágico. No sabemos muy dónde va cuando desaparece, ni sus motivaciones de sus actos, y lo complica todo cada vez que aparece de nuevo. La trama de la novela avanza de forma similar, un poco a trompicones y un poco encajando las piezas a la fuerza. Whitley Strieber maneja todo con habilidad de equilibrista y logra que casi nada se caiga, aunque la sensación general es de leve empacho. Quizás sea una de esas novelas que necesitan dos lecturas para apreciar todos sus detalles.

Comentar, por último, que Strieber muestra un conocimiento muy amplio de la brujería moderna y de las teorías sobre la Triple Diosa y los matriarcados primitivos de estudiosos del tema como Robert Graves. Los rituales expuestos en la novela son reales -incluido su componente sexual-. Posiblemente empleó el seudónimo de Barry, como dijimos, para darle empaque a la obra. En la edición española ya se omite este falso co-autor.


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