Revista Opinión

WikiLeaks

Publicado el 07 noviembre 2010 por Cronicasbarbaras

La foto de Kim Phuc, la niña achicharrada por el napalm estadounidense que el 8 de junio de 1972 huía por una carretera, hizo mucho más contra la guerra de Vietnam que lo que ahora consiguen los 400.000 documentos secretos narrando las atrocidades de las guerras de Afganistán e Irak divulgados por el portal WikiLeaks.

Es tal la variedad de denuncias que presenta este Wiki, rápido en hawaiano, y Leaks, fugas en inglés, que se diría que han dejado sin capacidad de reacción a quienes las leen.

Nos emocionamos con la información personalizada, como la de aquella niña y su rostro de dolor y terror, pero 400.000 documentos con frías narraciones de ataques, combates o interrogatorios brutales y cifras de muertos, nos apabullan, pero no nos golpean: no vemos a la niña ardiendo que hay detrás.

El bosque documental nos impide ver cada árbol, y además aparece con frondosidad menor de la que se nos anunciaba.

Así, los muertos en Irak desde la invasión de 2003 hasta ahora no fueron dos millones, ni 600.000, como aseguraban los pacifistas e incluso acreditados medios informativos, sino unas 110.000.

La inmensa mayoría provocados por las matanzas entre las sectas sunita y chiita, como anunciaba diariamente, aunque los grandes medios rechazaban sus datos, la web http://www.iraqbodycount.org/, controlada por fuentes independientes iraquíes.

Cuando las cifras de los muertos son menores que las que se usaban en las denuncias contra la guerra, parte de la opinión pública instintivamente se dice “Nos habían engañado, no fue tan terrible”.

 Y se deja de pensar en la catástrofe. El exceso de información y la falta de rostros hacen a WikiLeaks útil para los estudiosos, pero poco emotivo porque carece de otra Kim Phuc, que ya adulta huyó, paradójicamente, de Vietnam a EE.UU.


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