Llevo unos días queriendo hablar de Wikileaks, que como ya muchos dicen se ha convertido en la "garganta profunda de internet".
Con esta herramienta, creada a finales de 2006, se pone en jaque los secretos internos de muchos países, secretos que lo son por decisión de los gobiernos pero que en la mayoría de los casos ocultan tan solo el lado oscuro de los mismos.
Tal y como se define en su propia página, Wikileaks trata de analizar documentos secretos manteniendo siempre a sus autores en el anonimato. El objetivo lo centran en países de regímenes totalitarios como China, Rusa, Próximo Oriente, Africa subsahariana... Sin embargo también cooperan con todos aquellos que quieren desvelar comportamientos no éticos de sus gobiernos y empresas.
Utilizan poderosos sistemas de encriptación que garantizan el anonimato de sus fuentes, principio esencial de esta plataforma.
Su creador, el australiano Julián Paul Assange, cuando tenía 16 años era un hacker capaz de romper la protección de muchas redes. Después de muchas vicisitudes y ya cercano a los cuarenta, decidió crear Wikileaks.
Su primer gran éxito fue al publicar en la red el vídeo "Asesinato colateral", grabación que recoge la muerte de una docena de civiles desarmados atacados por un helicóptero de Estados Unidos, en julio de 2007.
Ahora de nuevo, Wikileaks se ha puesto de actualidad al filtrar los documentos de Afganistán en los que se pone de manifiesto las causas ciertas de la presencia de Estados Unidos y aliados en Afganistán: simple y llanamente el control de las rutas energéticas.
¡Que no nos sigan engañando!
Desde aquí agradezco el esfuerzo de Wikileaks por desvelar filtraciones que los ciudadanos del mundo tenemos derecho a conocer.
Como ven, el logo es un reloj de arena que representa nuestro planeta goteando sobre sí mismo. Toda una metáfora, verdad?