Algunos de los afectados por los medicamentos experimentales utilizados por
la farmacéutica Pzier en Nigeria. Fotografia: Pius Utomi Ekpei/AFP/Getty Images
Las noticias de Wikileaks son como una mecha encendida, el inicio de una multitud de pequeños fuegos que serán difíciles de apagar –o de tapar- una vez que pase el momento de las filtraciones.
Afectan principalmente al Gobierno de Estados Unidos, claro, pero también al resto de países del mundo, como ya hemos visto en España, e incluso a empresas y corporaciones. Sálvese quien puede porque nadie sabe hasta dónde van a llegar las revelaciones.Y eso es lo mejor de todo.
Así, por ejemplo, nos hemos enterado de que la mayor farmacéutica del mundo, Pfizer, contrató a varios investigadores para conseguir evidencias de corrupción contra el fiscal general del Estado en Nigeria y así persuadirle de que retirara los cargos contra la compañía en un proceso en el que fue denunciada por uso ilegal de medicamentos.
Los hechos tuvieron lugar en 1996. Aquel año se desató una epidemia de meningitis sin precedentes en la zona de Kano, en el norte de Nigeria. Hubo miles de enfermos, de los que la compañía trató a 200 pacientes, la mitad de ellos con un medicamento llamado Trovan y el resto con ceftriaxone, al parecer el mejor contra la meningitis. La mortandad en ambos casos resultó similar, pero muchos reclamaron que Pfizer no tenía el consentimiento paterno para utilizar medicamentos experimentales (que era el caso de Trovan) en los niños. Además, casualmente el Trovan fue finalmente retirado de Europa por miedo a que pudiera provocar toxicidad en el hígado.
Lo que pasó nunca estuvo del todo claro, pero sea como fuere, el caso es que finalmente, en 2009, la compañía aceptó pagar unos 75 millones de dólares como compensación antes de que se celebrara el juicio . Y ahora que han salido a la luz estos cables según los cuales Pzier habría intentado presionar al fiscal general para que retirar la causa contra ellos, parece quedar claro que no le convenía demasiado que el juicio tuviese lugar y que John le Carré no andaba nada desencaminado cuando se inspiró en este caso para su novela 'El jardinero fiel'.
Con suerte, Wikileaks seguirá descubriendo éstas y otras historias. Si les dejan, claro.