Revista Opinión

Wikileaks y la verdad sobre Irak

Publicado el 24 octubre 2010 por Javiermadrazo

Julian Assange, fundador de Wikikeaks

Julian Assange, fundador de Wikikeaks

La publicación de más de 390.000 documentos secretos sobre la guerra de Irak ha situado, una vez más, en el ojo del huracán al portal web Wikileaks, gestionado por The Sunshine Press, una organización no gubernamental sin ánimo de lucro, integrada por periodistas de investigación, abogados, activistas de derechos humanos,… que tiene como objetivo la divulgación de información reservada para su conocimiento por parte de la ciudadanía.  Todas sus publicaciones han generado una gran polémica a nivel mundial, pero, en realidad, no desvelan nada que no supiéramos o, al menos, nada que no intuiéramos.   

Wikileaks ha constatado con pruebas  que el Gobierno de Estados Unidos permitió, cuando no alentó,  casos de abusos, tortura, violación y asesinatos de civiles durante el conflicto de Irak.  Daños colaterales les llaman algunos.  La Administración norteamericana, como todas,  apela siempre a la seguridad para legitimar el secreto sobre sus actuaciones, pero lo que busca es la impunidad porque sabe que sus dirigentes son responsables, por acción u omisión, de crímenes de lesa humanidad, que nadie persigue, juzga o condena.

Decía ayer Julian Assange, fundador de Wikileaks, que “la primera víctima de una guerra es la verdad“, y tiene toda la razón.  Hoy, los medios de comunicación no informan sobre los conclictos que supuestamente cubren; se limitan a enviar mensajes y consignas que les dictan quienes deciden cuándo, dónde, cómo y para qué llevar a cabo una  intervención militar.  Los Estados no quieren testigos incómodos; tienen miedo a la transparencia y a la verdad porque no les gusta ver su imagen reflejada en el espejo.  

Ahora nos confirman que 15.ooo civiles han sido asesinados en Irak;  conocemos sus nombres y las historias de dolor y sufrimiento que han vivido. Cuando salimos a las calles a denunciar la intevención militar en ese país lo hicimos porque éramos conscientes de que esto ocurririría. Bush también lo sabía, al igual que Blair y Aznar, aunque a ellos poco o nada les importaba.  Los datos difundidos por Wikileaks son esenciales para esclarecer la verdad, pero a mi me gustaría que fueran útiles para depurar responsabilidades y evitar así que hechos como éstos se repitan en el futuro.

Un Gobierno democrático, en lugar de arremeter contra esta información, debería ser el primer interesado en esclarecer actuaciones de esta naturaleza e investigarlas hasta sus últimas consecuencias. Confío en que las pruebas aportadas por Wikileaks permitan hacer justicia, aunque me confieso pesimista. Hay muchos intereses en negar la verdad y su poder alcanza incluso a los tribunales. Se puede dar la paradoja de que los investigadores de Wikileaks sean procesados por espionaje, mientras los inductores y los responsables de abusos, torturas, violaciones  y asesinatos de civiles  escapan a la acción de la justicia. Increíble, pero cierto.   


   


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