Si pulsan ustedes sobre la imagen para verla ampliada, o con el botón derecho de su ratón, seleccionan “ver imagen”, obtendrán una visión mucho más nítida de los datos que llegaron a esta nueva “agencia” a calificarnos con ese grado BB (no sé lo que quiere decir, para bueno, bonito y barato, le falta una letra) que nos permite estar entre los privilegiados sin ser los mejores, y eso, no me parece un defecto.
Lo que me llama poderosamente la atención, es la frialdad y el rigor con el que diferentes agencias califican nuestra solvencia y hablan de las primas de riesgo; al margen de que yo no conozco personalmente a este señor, la prima que más aprecio es la de Betanzos, capaz de cocinar un excelente rodaballo a la gallega.
En los últimos años, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades porque, apoyados por la constante revalorización de los bienes inmuebles, refinanciábamos nuestra situación a otra irreal que nos permitía vivir, y por lo tanto gastar, por encima de nuestras posibilidades reales. Después, hubo intereses más partidistas que políticos, en culpar de la crisis a gobiernos socialistas o populares, cuando ambos siguieron idénticos principios económicos; al final, los capitales privilegiados siguen en paraísos fiscales, como sucedió siempre, y al resto del personal no le queda más remedio que apretarse el cinturón, gastar menos, disponer de menor nivel de vida y trabajar más… si se encuentra un puesto para ello.
Esta situación no es sustancialmente diferente de la vivida durante la bonanza económica: También entonces había SICAVs y paraísos fiscales, neoliberalismo y especuladores, solo que no nos importaba porque aplicábamos el conocido principio de “ande yo caliente, y ríase la gente”. Cuando las vacas flacas entraron por la puerta, la mirada se escapó por la ventana hacia quienes disponían de medios inalcanzables para la mayoría y se les culpó de todo lo humano y lo divino, con términos tan imprecisos como “los mercados”. Es mucho más sencillo: Mire usted, el rodaballo de mi prima la de Betanzos va a bajar de precio, porque es difícil que la demanda se sostenga como en tiempos pretéritos, diga lo que digan las agencias, incluida Wikirating; hasta que el personal no tenga puestos de trabajo y más gente pretenda engullirse la deseada pieza, el precio no se va a modificar, y podrán calificarnos como les de la real gana, que nosotros seguiremos comiendo sardinas a la plancha.
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