Revista Opinión

Wild Wild GLE

Publicado el 16 enero 2019 por Habitalia

Wild Wild Country es una serie documental que puede visionarse en Netflix.

En ella nos cuenta las peripecias del gurú Osho y su asistente personal Sheela en la comunidad Rajneeshpuram donde valores y espiritualidad se mezclan con la ambición, el dinero y las ansias de poder con la consiguiente degeneración del grupo en un crepúsculo sectario y peligroso. No son las creencias o la ideología lo que hace a las sectas, sino el tipo de de relación entre los miembros de grupo que generalmente suele ser vertical y piramidal. Me suena.

La masonería lleva más tiempo legalizada de lo que duró la dictadura franquista.

Hay mucha información sobre el fracaso de la vuelta de la masonería en España. Se apunta al egoísmo y a las luchas internas como culpables del proyecto fallido de su vuelta. Es fallido, no hay que obviarlo. Hay más masones en sueños fuera de la GLE que dentro de ella. Muchos se van, pero otros tantos entran. El pago de capitaciones da para repartir poco pero algo y la obediencia siguen siendo la regular, que es lo que atrae a los nuevos. El desconocimiento y la regularidad.

¿Errores en las aplomaciones ? ¿La masonería no era lo que buscaban los candidatos ? ¿Por qué no fallan los aplomadores de otros países?

Sencillo, la cultura masónica de grupo está libre de individuos perjudiciales. Seguro que haberlos haylos, pero la solidez de las logias y sus hermanos acaba ahuyentándolos. Esto no ocurre en la Gran Logia de España. Tampoco en el resto de obediencias masónicas españolas. Solo que es en la GLE donde advenedizos y rufianes creen que hay poder, contactos o algún duro para repartir. ¿Qué dijeron en su aplomación? Lo de siempre. Que eran buscadores, que les gustaban los valores, que siempre han tenido interés por la cultura y la historia (en realidad como curiosidad adolescente ) etc, etc, etc. En realidad pesan más las carencias de su vida profana que las exigencias éticas y morales de la masonería.

El origen de estas luchas ha ido cambiado a lo largo de las últimas décadas según han ido cambiando los hermanos.

Durante los primeros años de la transición y la vuelta de la masonería aparecieron en escena, conspiradores, confidentes, aspirantes a empresarios y algunos personajes vinculados a la extrema derecha. El patrimonio histórico del GOE no era moco de pavo y algunos siguen aún empeñados en ello.

La siguiente hornada fue la de aquellos jóvenes seducidos por la historia, la espiritualidad y los rituales. Dilapidaron la herencia progresista, sepultándola bajo la obsesión ritual, la búsqueda del egregor y el vaciado de contenido ético. Todo muy bonito y respetando los Landmarks. Leña verde, todo humo. Muchos de ellos se incorporaron con discreción, otros entraron en dinámicas perjudiciales, pero todos ellos dejaron su huella: primar la forma sobre el fondo.

La tercera hornada son los hermanos llamativamente banales, ambiciosos y muy activos.

La masonería les cambia la vida a estos buscavidas. Pasan de la fraternidad impostada al fratricidio mercenario. Aprendices en masonería y maestros en ascender.

Hay de todo. Los que creen estar en una Orden muy importante a nivel social (mentira), los que quieren ponerlo en su Currículo (como Clinton), los del coaching, casi empresarios, los de las pseudo-ciencias, consultores etc. Otros presumen de ser masones y la utilizan como fórmula para ganar atractivo social.

Nunca han tenido responsabilidades (nadie se la ha dado) y de la noche a la mañana entran en una orden vertical, cuasi caballeresca y con grandes títulos y denominaciones ( herencia de la segunda hornada). Los iniciados en Twitter y Maestros del Facebook. Creen estar manejando resortes de poder ( herencia de la primera hornada), sólo se dedican a la masonería y se ofrecen para lo que sea.

Del "orgulloso de ser masón" al exhibicionismo más infantil.

Hay que ascender, los hermanos y la logia son sólo un instrumento. Rara vez este tipo de "hermanos" invitan a sus allegados a llamar a las puertas del templo. Ven la masonería como un coto privado donde dar rienda suelta a sus ambiciones y dárselas de misteriosos.

Tras las últimas elecciones, el que creyese que algunos dignatarios de la Gran Logia iban a ser generosos en la victoria, es que carece de experiencia masónica dentro de la Gran Logia de España.

Cuando el hermano Manuel Torres - el otro candidato a la Gran Maestría- se fue de la GLE, muchos quedaron sorprendidos con la idea de que el abandono ante la derrota no es un actitud masónica. Los que hablaron con esa ligereza desconocen las "artes" de quienes se encuentran en algunos puestos de responsabilidad.

Lo mismo debieron de pensar los corderitos de la iniciativa MESA, que bienintencionados han realizado una propuesta de modificación constitucional y cuyo sacrificio y depuración no tardará en hacerse notar.

Quien sale ya no entra, y que los hermanos se vayan es una victoria para quienes se conforman con tener un número estable de afiliados.

Lo peor de todo es que dentro de esos aires de frivolidad, superficialidad, y facebook soplan vientos de psicopatía. Banalidad, ambición, dinero (poco eso sí) y personalidades narcisistas, sociópatas e individuos sin escrúpulos y superficiales, los ingredientes adecuados para que afloren conductas sectarias.

En una asociación que dice ser discreta donde la gente entra bienintencionada y se creen ciertos valores que han jurado respetar, los sociópatas y buscavidas y gente de similar ralea tienen el campo abonado para abusar de ellos y campar a sus anchas.

Todo grupo, partido, secta o asociación posee un discurso público y otro privado. Del discurso público de la Gran Logia de España no hace falta extenderse: somos regulares, caritativos, solemnes y tenemos valores. Un hermano, un amigo. Tradicionales, pero a la última en redes sociales.

Del discurso semi-privado o semi-público basta con leer las actas de las asambleas o pedir testimonio a los hermanos. Los altos valores del discurso público brillan por su ausencia.

El estilo de algunos dignatarios de la GLE para dirigirse a los hermanos es sencillamente inaceptable: "mentiroso", "ladrón", "ignorante", "mal hermano", "sinvergüenza."

Llamémosle lógica organizativa. La diversión en masonería es sólo una ilusión. La cosa es seria.

Están en juego cargos, oficios, dignidades, dinero y estilos de vida. Si me gusta la masonería y ando "corto de liquidez", ¿qué mejor que garantizarme que sea la Gran Logia quien me pague el hobby ?

En los corrillos masónicos en los Hall de los hoteles, pueden escucharse cosas "meter un paquete", "cargarse" o directamente "cortas cabezas". Ojalá fuese solo una cuestión de educación, de expresiones groseras, soeces o vulgares. No, el fondo es mucho peor.

Lamentablemente nos queda el discurso privado, las formas y maneras de relacionarse, y si no preguntad a los hermanos de la GLE en la Orweliana Castilla. Un discurso privado que se parece a cualquier secta o grupúsculo comunista de los de antes.

Ya sabemos que para OdA, Gran Maestro de la Gran Logia, para estar en la Gran Logia hay que ser "un poco cabrón" y llevar "el machete en la boca", pero hay límites y lo sabe. Antes de ser Gran Maestro era abogado.

La GLE posee como el resto de las obediencias masónicas una Corte de Justicia que no siempre realiza lo que uno quiere. La Justicia Masónica, es larga y tediosa. La única garantía es que probablemente no pase nada, a no ser que tengan órdenes expresas. Es, justicia masónica. Imparcial, ni con los perseguidos ni con los perseguidores.

No son hechos generalizados a toda la GLE pero suceden más veces de lo que los hermanos de la GLE conocen. Algunos de estos fratricidas que se organizan alrededor de grupos de Wassap o diversas "dignidades", se retroalimentan de manera enfermiza y sectaria.

Usos de hooligan obediencial que incluye humillaciones, chantajes, denuncias, insinuaciones, perfiles falsos, presiones y sobre todo amenazas, muchas amenazas como deporte "Rey". Por suerte, en la era de la información todo se sabe por mucho que algunas "Dignidades" de la GLE lo quieran ocultar y peor aún, no le den la consideración debida pues la malicia comprobada es incluso más comprensible que la cobardía.

¡¡¡Gimamos, Gimamos, Gimamos!!!

H.·. Peregrino.


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